A la Unión Europea

El otro día cogí un taxi: "¡Buenos días!", "¡Días buenos!". "¿A dónde le llevo, señor?". "A la Unión Europea, si es tan amable". "¿Eso dónde está, señor?". "En lo más alto del mercado, pasando los EE UU". "¡Ah! Ya caigo, dejando de lado lo que es África, subiendo lo que es la ONU, acelerón, embrague y a ganar, ¿no? Oiga, ¿por qué no va andando, hablando con los transeúntes, sin contaminar, si está cerca... ?". "¡Oh! No tengo tiempo, debo hacer unas compras y unas gestiones. ¡Vamos, por favor!". "Oiga, no atosigue, discutamos". "No mire, no time, yo le indico, por aquí..., por allá..., vote, digo, gire ...".

"¡Bueno! Ya hemos llegado". "¡Cómo! Pero si estos son los EE UU, yo le dije la UE, la Unión Europea". "Bueno, ¿qué más da? Estados juntitos, ¿no?". "¡Algo grande, mire!". "Pero Europa, Europa ... ¡No es lo mismo!". "¡Venga ya! No me fastidie, le dejo aquí y camina un rato. Total pasando las chabolas lo encuentra, mire, allá, tras el muro, ¿ve? No, no ve. ¡Claro! Es igual, yo le llevo, me flexibilizo por aquí, contribuyo por allá, aguanto esto, me oculta aquello... ¡Chimpún! ¡El cementerio! ¡El cementerio nuclear! ¿Era aquí?". "¡Grrr!". "¡Atiza! ¡Se cabrea! A ver si quería que le llevase al parque, pero oiga, lo más parecido a economía social de mercado altamente competitiva. ¡Vamos hombre! Bueno, son diez de amor con once de paz, pues llevo uno de progreso adecuadamente. Pues no tengo cambio, así que le dejo en Teruel que también existe y se come un embutido".