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Reportaje:

Un siglo nutriendo a varias generaciones de españoles

Nestlé cumple este mes 100 años de su implantación en Santander, de donde salió su primera papilla para lactantes

Cada día se consumen en los hogares españoles 6,5 millones de tazas de Nescafé y tres millones de tazas de Nesquik. Ambas marcas pertenecen a Nestlé, que en 2004 vendió en España nada menos que 320 millones de sobrecitos de café. Son meros datos estadísticos, pero dan una idea de la dimensión de este gigante suizo, creado en 1867 por el farmacéutico alemán afincado en Vevey (Suiza) Henri Nestlé y que este mes de marzo cumple 100 años de su implantación en España.

La multinacional factura 1.880 millones en conjunto en España, donde emplea a 6.600 personas en 17 fábricas
La lista de productos es interminable. Poca gente se acuesta en España sin haber consumido algo de Nestlé
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"La innovación es indispensable para crecer"

La multinacional inició la construcción de su primera fábrica en España en unos terrenos cercanos a la estación de ferrocarril de la localidad santanderina de La Penilla de Cayón (Cantabria). Corría el año 1904 y, pese al declive que provocó la pérdida del comercio de ultramar, la provincia de Santander mantenía una variada actividad industrial que incluía la minería, la industria conservera propia de las poblaciones costeras y la ganadería de tipo lechero en las montañas del interior.

Un año después, en 1905, salía de la fábrica de La Penilla la primera lata de harina lacteada Nestlé, con la consiguiente desconfianza de los ganaderos de la zona, que la compañía apaciguó mediante escrupulosos pagos al contado. En apenas 10 años, la fábrica de La Penilla duplicó su capacidad de producción, pasando de los 140.000 litros de leche que procesó en su primer año a los 374.000 de 1914.

A esa papilla para lactantes le siguieron otros productos igualmente ligados a la historia de la alimentación en España -y de la comunicación, con álbumes de cromos y pegadizas y nostálgicas campañas de radio y televisión, como La vaca lechera, de Morcillo, o el eslogan "Nanai si no hay Camay", el antiguo nombre de los helados Camy. La leche condensada La Lechera, cuya producción inició en 1910, los chocolates (1929), la leche en polvo Pelargón (1944), café soluble (1954), caldo concentrado Maggi, helados, postres, el queso Flor de Esgueva (1973), cereales (1984), Solís, Litoral, pastas, aguas embotelladas... La lista de productos es interminable -muchos de ellos fruto de un frenético proceso de adquisiciones-, hasta el punto de que es prácticamente imposible acostarse sin haber contribuido a engordar los resultados de Nestlé. Algo así como pasa con La Caixa y su monumental grupo industrial.

El beneficio operativo (antes de intereses, impuestos y amortizaciones) de Nestlé España alcanzó los 168 millones de euros en 2003 y facturó, en conjunto, 1.880 millones de euros. El grupo emplea a 6.600 personas y dispone de 17 fábricas repartidas por toda la geografía española, además de las cuatro plantas embotelladoras.

¿El secreto del éxito? La calidad y la innovación, subraya su máximo ejecutivo en España, José Arcas, quien recuerda que, de hecho, "la compañía nació en 1867 fruto de una innovación: la harina lacteada para que los niños no murieran de hambre". Ese mismo binomio, que Arcas llama saber y sabor, es lo que permitió, por ejemplo, la entrada de Nestlé en la nutrición clínica en 2001. Otra de las claves es la adaptación de los productos a los gustos locales. Sólo para el Nescafé, existen más de un centenar de recetas que hacen que el que se comercializa en Francia sepa distinto al español. Saber y sabor, otra vez.

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