Al ralentí
La demanda de turismos en la UE-15 no termina de recuperarse. Las matriculaciones en los países más desarrollados de Europa, tras aumentar un modesto 2% en 2004, experimentaron una caída del 1,5% en los dos primeros meses de este año. Esta atonía puede explicarse por razones coyunturales y estructurales. Por una parte, las ventas de automóviles reflejan el pulso de una Europa cuyo crecimiento económico sigue siendo tenue. De hecho, Alemania, que viene a representar algo menos de la cuarta parte del mercado, pone de manifiesto la debilidad de su demanda interna acumulando un descenso del 3%.
Por otro lado, factores estructurales refuerzan algunas de estas tendencias cíclicas. En países como Italia o Alemania, el número de habitantes por turismo se sitúa por debajo de dos. En mercados tan maduros, la demanda de turismos responde básicamente a un motivo de renovación. Así, los parques de turismos de estos países muestran crecimientos muy moderados (1,5% anual en el periodo 1996-2002, frente al 4,0% en España). Por tanto, aunque se materialice la ansiada recuperación económica europea, dados los niveles de penetración alcanzados en las principales economías de la UE, ritmos fuertes de crecimiento de las matriculaciones serán difícilmente sostenibles en el tiempo.
Promociones, nuevos modelos y expansión en emergentes pueden contrapesar la saturación del mercado europeo del automóvil
Para afrontar estas perspectivas, los fabricantes están desarrollando diversas estrategias. En primer lugar, los avances tecnológicos están generando mejoras de eficiencia que se están trasladando a los precios por la vía de descuentos y promociones. Los precios de los automóviles permanecen prácticamente estancados en la UE-15 desde mediados de 2004. En segundo lugar, se observa una tendencia a renovar más frecuentemente los modelos para dinamizar la demanda. En tercer lugar, el abastecimiento de nuevos nichos de mercado, como los inmigrantes, mediante la comercialización de vehículos de gama más baja, es otra opción para afrontar el cambio demográfico. Finalmente, la globalización implica amenazas pero también oportunidades: la fabricación en países emergentes ofrece notables posibilidades para abaratar costes y, además, las previsiones de demanda en estos países, especialmente en China, apuntan a un elevado crecimiento potencial, siempre y cuando los fabricantes europeos sean capaces de hacerse hueco en el competitivo mercado asiático.
Carmen Hernansanz es economista-jefe de Análisis Sectorial del Servicio de Estudios de BBVA.
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