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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Triunfo entre cabezadas del Betis

Mucho 'tacticismo', pero falta de personalidad en un Albacete caído al pozo

Martín Monteagudo ha sometido a los jugadores del Albacete a un tratamiento de choque sobre táctica. Eso se nota. Nunca pierden ni la coordenada horizontal ni la perpendicular. Sus filas son un ejemplo de disciplina dinámica. Pero al fútbol no lo conocen en persona. Tan sólo, de oídas.

La situación del Albacete es desesperada -ocho derrotas, un empate y una victoria en la segunda vuelta de la Liga-; muchos profesionales al principio de sus carreras profesionales y que piensan o saben que el club no es más que un peldaño en la misma, y un entrenador necesitado de demostrar su valía para Primera y que, por eso mismo, abusa del tacticismo. El equipo sólo tiene sentido dibujado con tiza sobre una pizarra. Si se se enfrenta al movimiento, a la imaginación, a la personalidad propia a la hora de interpretar un sistema, no puede más que caer.

BETIS 2 - ALBACETE 1

Betis: Doblas; Varela, Juanito, Rivas, Luis Fernández; Joaquín (Denilson, m. 61), Assunção, Arzu (Melli, m. 92), Fernando (Benjamín, m. 70); Edu y Oliveira.

Albacete: Valbuena; Santi, Buades, Mingo, Peña; Momo, Viaud, Álvaro Rubio (David Sánchez, m. 46), Mark González (Mikel, m. 71); Redondo y Rubén Castro (Peralta, m. 64).

Goles: 1-0. M. 16. Rivas, de cabeza. 2-0. M. 57. Assunção, de tiro colocado desde el borde de la media luna. 2-1. Mark González peina a la escuadra un saque de falta.

Árbitro: Pérez Burrull. Amonestó a Santi y Peña.

35.000 espectadores en el Ruiz de Lopera.

El Betis empezó con la modorra primaveral que le caracteriza. Cuando la Semana Santa o la Feria coinciden con el fútbol, a los verdiblancos se les adivina la mirada de quienes quieren quitarse de en medio. El Albacete aprovechó la indolencia inicial de los de Heliópolis y en los diez primeros minutos se acercó a Doblas con relativa facilidad y mucha energía. No era raro ver hasta a cuatro de sus jugadores esperando un centro desde la banda dentro del área.

Con un susto de más, la defensa bética solucionó la papeleta. Y por partida doble, ya que Rivas logró el gol que, por fin, permitía a su cuadro calzarse las pantuflas y esperar hasta que sonara la sirena que da por finalizado el currelo. Rivas se adelantó a Buades y marcó. La táctica de Monteagudo para defender los balones por alto sirvió para que los béticos remataran todas las pelotas que por la olla se acercaron.

Hubo pocas jugadas. Vamos, que uno de los conjuntos consiguiera dar más de tres pases avanzando hacia la meta contraria. Fernando no acertó a culminar una buena combinación en el minuto 23. El Albacete contribuyó con las internadas de Mark González, el único capaz de ver más allá de la línea recta.

A pesar de que el Albacete dejaba un espacio suicida entre la defensa y la media a los delanteros, los verdiblancos no sacaron provecho. Para ver algo digno, al público tan sólo le quedó Assunção. El brasileño colocó dos saques de falta en el palo y marcó de tiro plácido, elegante.

El Betis cogió entonces el camisón y el orinal. Mark González les obligó a salir de la modorra con su gol de cabeza. El partido tuvo incluso menos ritmo. Pelotazos de unos y de otros, sin concesión a que la pelota rodara. Emoción falsa para el fin de un partido prescindible.

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