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Columna
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Limbo

Recuerdo que cuando Franco paseaba a caballo las plazas de España y se cantaba el Cara al sol hasta en las iglesias, se contaba que, cuando alguna persona era detenida por la Social y era interrogada, es un decir, salía de los calabozos culpándose hasta de la muerte de Manolete. Pues bien, una cosa así está sucediendo dentro de la política andaluza. Javier Arenas se ha empeñado en responsabilizar al presidente de la Junta de lo divino y de lo humano. Todo desde el limbo que le da su condición de no parlamentario andaluz y su bagaje aznarista.

Si el presidente va a Cuba, hay que ir a Europa. Si su Gobierno niega la deuda histórica con Andalucía, ahora quiere hacer historia con la deuda. Así todos los días. Sin embargo, como por las encuestas no parece que el rollito le funcione, hay que elevar el listón. Nada. Se eleva y dice: la culpa de que existan mafias en Marbella y del blanqueo las tiene la Junta por su política urbanística. ¡Ole!

Aún recuerdo -escribí un artículo en este mismo diario el 10 de julio de 1999- que, en la primera semana de ese mes, la entonces ministra de Justicia del PP junto con el también entonces vicepresidente del CGPJ -José Luis Manzanares- se pegaron, junto con destacados miembros de la judicatura, una de cigalas y caviar iraní en Marbella. Cena que organizó y pagó -68.500 pesetas el cubierto- aquella Marbella de Jesús Gil. Eran los tiempos del GIL, del urbanismo, de la estatua rusa, de las camisetas y de tantas cosas.

Claro que una cena es una cena y una estatua es otra cosa y nada tienen que ver una con otra, aunque en aquel ayer las denuncias llenaban el despacho de aquel Cardenal que prestigió tanto la Carrera Fiscal. De ahí que manifestaciones como las de Arenas, buen conocedor de la realidad marbellí, no sean más que muestra del descaro con el que ejerce la oposición.

En fin, que si Arenas dejara de cargar a la Junta hasta la muerte de Manolote, y dedicara su labor política a intentar que las sentencias se dicten en plazo razonable, sin tardar 10 años como en el caso del Tío Casiano (absuelto), o a presionar para que los más de 200 recursos de Urbanismo interpuestos en la Costa del Sol por la Junta se resuelvan sin que los inquilinos lleven años viviendo en casas que no debieron ser construidas, a lo mejor su labor de oposición dejaba de ejercerse desde el limbo.

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