El Gobierno catalán quiere acordar antes de verano el nuevo sistema de financiación

El Gobierno catalán no quiere desligar la reforma del Estatut del nuevo sistema de financiación autonómica y pretende que ambas reformas se aprueben al unísono, antes de las vacaciones de verano, con el consenso de Convergència i Unió (CiU) y el Partido Popular (PP). En las próximas semanas, el tripartito presentará su propia propuesta de financiación e iniciará negociaciones con la oposición parlamentaria. Así lo anunciaron ayer el presidente, Pasqual Maragall, y su conseller primer, Josep Bargalló.

El Gobierno catalán considera que las posibilidades de que Madrid dé luz verde a ambas reformas se incrementarán cuanto mayor sea el apoyo político en Cataluña. De este modo, ayer, en la sesión parlamentaria de control al Ejecutivo, Pasqual Maragall apeló públicamente a CiU y el PP a pactar la nueva fórmula de financiación con la correspondiente reducción del déficit fiscal. La víspera, en una conferencia en el Círculo Financiero, el presidente de la Generalitat ofreció una horquilla aceptable de ese saldo negativo de entre el 5% y el 2,5% del PIB catalán.

"Ahora nos tenemos que poner de acuerdo sobre una cosa tan difícil y tan fácil de hacer como es fijar el punto justo entre el déficit reconocido [que el informe de los expertos sitúa en el 7,5%] y cero", apeló Maragall a los líderes de CiU y el PP, Artur Mas y Josep Piqué. Estas dos formaciones son las únicas que han definido su propuesta de financiación, pero es la de los nacionalistas la que el tripartito ve más acorde con sus criterios.

Para llenar este vacío, el Ejecutivo catalán está ultimando su proyecto de nueva financiación que, según informó ayer Josep Bargalló, será presentado en las próximas semanas y que, probablemente, se asemejará al de Convergència i Unió. Esto es: recaudación de todos los impuestos que se pagan en Cataluña; creación de una Agencia Tributaria propia; traspaso al Estado de una cantidad por los servicios que presta en Cataluña y en concepto de cuota de solidaridad interterritorial y amplia capacidad normativa.

Pero el tripartito quiere asegurarse que su propuesta inicial no será rechazada de antemano por los nacionalistas. Para frenar un posible veto, en abril empezará las negociaciones entre el Gobierno y la oposición, en concreto entre el consejero de Economía, Antoni Castells, y el vicesecretario general de CiU y ex consejero de Industria y Trabajo, Antoni Fernández Teixidó.

La voluntad del tripartito es pactar la nueva fórmula de financiación con todos los grupos parlamentarios antes del verano y paralelamente a la aprobación de las reformas estatutarias.

Antes de llegar a este punto, los tres partidos que apoyan al Gobierno (Partit dels Socialistes, Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya) deberán vencer algunas diferencias internas sobre el modelo financiero autonómico y que, para júbilo de la oposición, expresan en público. Ayer mismo, a Josep Bargalló le faltó un ápice para enmendarle la plana al presidente de la Generalitat. El conseller primer manifestó que la cifra del déficit fiscal declarada por Maragall el miércoles -entre el 5% y el 2,5% del PIB- fue sólo una opinión personal del presidente y que, en ningún caso, representaba el criterio del Gobierno, ya que éste "aún no ha hecho una propuesta definitiva y cerrada del modelo de financiación, sino que es una reflexión en la que, a grandes rasgos, coincidimos todos".

Aunque Bargalló afirmó a continuación que rebajar inicialmente este déficit al 5% sería "un éxito fabuloso", el líder de CiU, Artur Mas, vio en sus palabras otra evidencia de la falta de "criterio y cohesión" del Gobierno catalán. "Es de juzgado de guardia", afirmó.