_
_
_
_
Reportaje:

El topógrafo del paisaje

El Bellas Artes alavés presenta la obra desconocida de Salvador de Azpiazu

Salvador Román de Azpiazu (Vitoria, 1867-Madrid, 1927) fue un artista que vivió en la penumbra de su dedicación a la topografía como funcionario del Ministerio de Agricultura. Ahora, casi ochenta años después de su muerte, el Museo de Bellas Artes de Álava presenta parte de su legado: dibujos, acuarelas y fotografías que descubren una mirada sensible hacia el paisaje y el paisanaje de su tiempo, sobre todo, los de Andalucía.

La exposición, que se podrá visitar hasta el 29 de mayo, supone además el descubrimiento para Vitoria de un artista que colaboró con algunas de las principales revistas de su tiempo como La esfera o La ilustración española y americana. A ello se suma su trabajo con los hermanos Álvarez Quintero en aquel libro titulado La bendita tierra. Viajes por España, quizás su aportación más famosa, que no llegó a ver publicada, ya que falleció meses antes.

Sería ésta su labor más publicitada, ya que siempre se negó a exhibir sus trabajos, tal y como han relatado en más de una ocasión sus amigos y familiares. En vida, sólo hay constancia de su participación en una muestra colectiva, la Exposición de Pintura Alavesa, celebrada en 1916 en el Ateneo de su ciudad natal.

La discreción no hace justicia a su obra. Los 90 dibujos, las 14 acuarelas y la decena de fotografías que se han seleccionado para esta antológica evidencian el interés de un artista con espíritu de antropólogo que es consciente de la desaparición de unos paisajes, unas formas de vida, unos personajes, en fin, el mundo que acaba con la llegada de la Modernidad.

Azpiazu se muestra así como uno de los últimos románticos, aquellos que incorporan la máquina fotográfica para recoger edificios, calles o transeúntes, pero que siguen creyendo en toda la fuerza del dibujo. Son composiciones que nacen marcadas siempre por la arquitectura. Ahí se muestran el castillo de Loarre (Huesca) junto al interior de la basílica de San Juan de Baños (Palencia), un rincón de Santa María del Mar en Barcelona o la Subida a la iglesia de San Miguel en Vitoria. En todas ellas, además de una cuidada composición, siempre late una atenta referencia a la luz del lugar, una de sus principales virtudes.

Un aspecto de la muestra abierta en el Bellas Artes alavés.
Un aspecto de la muestra abierta en el Bellas Artes alavés.PRADIP J. PHANSE
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_