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Juan Pablo II regresa al Vaticano tras 18 días de hospitalización

El Papa dirigió unas palabras a los fieles desde el Policlínico Gemelli durante el ángelus

Enric González

Juan Pablo II regresó ayer al Vaticano, tras 18 días de hospitalización en el Policlínico Gemelli de Roma. Volvió con la cánula que le insertaron en la garganta durante la traqueotomía del pasado 24 de febrero, para ayudarle a respirar, y bajo la vigilancia de un equipo médico destinado a controlarle a todas horas. Pero demostró que podía hablar pronunciando unas palabras de bienvenida a los fieles durante el ángelus de mediodía, que celebró aún en el hospital.

El anuncio de la parcial alta médica del pontífice romano fue realizado por su portavoz, Joaquín Navarro-Valls, en cuanto concluyó el ángelus dominical. La noticia se difundió con un comunicado muy escueto: "El Santo Padre, de acuerdo con los médicos que le atienden, regresará esta tarde al Vaticano, donde proseguirá su convalecencia".

La salida del Gemelli se realizó pasadas las seis de la tarde. En esta ocasión no fue utilizado el papamóvil, como tras su anterior hospitalización, sino una furgoneta monovolumen especialmente caldeada. Incluso se instalaron aparatos calefactores junto a la puerta del hospital para que el Papa no se expusiera en ningún momento al frío de un invierno anormalmente largo y crudo. El tubo de la garganta le garantizaba un auxilio rápido en caso de que se repitieran episodios de asfixia, como los que aconsejaron la traqueotomía del 24 de febrero, pero suponía también una vía directa para las infecciones pulmonares.

De ahí las cautelas, y el anuncio de que su convalecencia no había concluido. La enfermedad de Parkinson ya ha reducido de forma sustancial la funcionalidad de la laringe de Karol Wojtyla, y los pulmones siguen el mismo proceso degenerativo.

Escolta policial

La furgoneta, rodeada por coches y motos de escolta policial, entró en la plaza de San Pedro a las 18.37 horas. Unas 2.000 personas le esperaban para aplaudir a su paso y el Papa, sentado en el asiento contiguo al del conductor, las saludó a su vez con movimientos de la mano derecha.

Ya antes del ángelus habían circulado rumores intensos sobre el retorno de Juan Pablo II a su residencia vaticana y una multitud especialmente numerosa, superior a las 2.000 personas, se congregó a mediodía ante el Gemelli.

Como en anteriores domingos, el arzobispo Leonardo Sandri, sustituto de la Secretaría de Estado, pronunció en nombre del pontífice la homilía en la plaza de San Pedro.

Pero el Papa no se limitó ayer a saludar tras los cristales de su habitación. Después de hacerlo, le acercaron un micrófono y un papel del que leyó: "Queridos hermanos y hermanas, gracias por vuestra visita. Viva Wadowice. Saludo a los Legionarios de Cristo. A todos, buen domingo y buena semana".

La voz sonó ronca y fatigada y fueron necesarias un par de pausas para respirar, pero la breve alocución demostró que la traqueotomía no había privado a Karol Wojtyla del habla.

Entre el público que acudió al Gemelli figuraban un grupo de seminaristas miembros de los Legionarios de Cristo, una orden religiosa de origen mexicano, medio centenar de niños de la comunidad polaca de Chicago (Estados Unidos) y un centenar de fieles de Wadowice, la ciudad natal de Karol Wojtyla, que dijo en polaco su "Viva Wadowice".

Las imágenes y el saludo del Papa fueron transmitidas en directo a dos pantallas gigantes de televisión instaladas en la plaza de San Pedro.

Juan Pablo II lee un saludo a los fieles durante el ángelus en la ventana de su habitación en el hospital de Roma.
Juan Pablo II lee un saludo a los fieles durante el ángelus en la ventana de su habitación en el hospital de Roma.AP

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