"Un edificio alto es más sostenible que uno bajo"
Pregunta. No le gusta, pero se la tiene por una mujer pionera en arquitectura.
Respuesta. No, lo que creo que se valora de mí es la insistencia por trabajar más independiente. Ahora hay casi más mujeres que hombres en la carrera de arquitectura, pero luego muy pocas pueden trabajar solas. Y cuando lo consigues a trancas y barrancas, pues te valoran.
P. ¿Ser mujer le complicó las cosas?
R. Sí, tienes que enfrentarte sola a situaciones difíciles. Yo tampoco tengo tanta energía y muchas veces casi he estado a punto de rendirme. Pero como no se hacer otra cosa voy aguantando. Y eso es lo que se valora, más que la calidad de las cosas que haya podido hacer o aportar.
P. Casi cada obra suya tiene un premio.
R. Bueno. Tampoco tantas, pero alguna.
P. ¿Qué singulariza su obra?
R. Puedo decir lo que trato de hacer, no lo que consiga porque no estoy convencida. Trato de hacer una arquitectura muy próxima a las personas. No me parece lo más adecuado que la obra del arquitecto sea algo que haya que admirar y que esté ahí para ser contemplada. El reto debe ser cómo hacer obras que prácticamente sin percibirlas provoquen sensaciones y te hagan sentir bien.
P. ¿Tiene inseguridad en lo que hace?
R. Cierta inseguridad sí. Y eso es bueno porque te hace ser más autocrítica y te crea necesidades de superar errores.
P. ¿Le estimula más el edificio singular que la vivienda colectiva?
R. Me interesa más la vivienda colectiva, aunque no tengo mucha oportunidad para ello. Es un campo de trabajo más necesitado de aportaciones nuevas, aunque la promoción privada no arriesga. Hasta ahora ha sido una repetición de modelos muy caducos.
P. ¿La arquitectura ha evolucionado más que la promoción?
R. Sí, pero a nivel teórico porque a menudo no puede ejecutarlo.
P. ¿Se encuentra más cómoda en la docencia o proyectando?
R. Siento más satisfacción en el diseño de edificios y en intervenciones. La docencia me resulta más dura porque la formación es escasa.
P. ¿Es partidaria de los edificios altos?
R. Sí, aunque quizá no en todos los sitios. Me parece reaccionario el discurso de quienes están en contra. Un edificio alto es mucho más sostenible que uno bajo. Sólo hay que ver los ejemplos que tenemos en nuestra costa.
P. ¿Cuál es su visión de Alicante?
R. Teniendo unas condiciones geográficas privilegiadas, es una ciudad que ha sido maltratada en los últimos años. Por falta de interés de la Administración y porque la construcción se ha convertido en la primera industria de la provincia. El único planteamiento es el mercado y el mayor beneficio, y como parece que teniendo sol está todo resuelto, pues el que compra se conforma.
P. ¿Y la de Valencia?
R. Valencia es una ciudad que en sí ha tenido más calidad, como su ensanche, todavía es una ciudad con más valores. Valencia es una ciudad con más calidad, pero los criterios de desarrollo son los mismos que en Alicante y las últimas intervenciones de envergadura tampoco han sido una mejora para la ciudad.
P. También es la primera vez que una mujer dirige la Bienal de Arquitectura Española.
R. Alguna vez había que empezar.
P. ¿Qué reto le plantea?
R. Hacerlo lo mejor posible y tratar que este evento salga del gremio y llegue, si no al gran público, sí a cierto público. Y que sirva para aportar alguna luz sobre lo que está pasando en arquitectura.
EN DOS TRAZOS
Dolores Alonso (Alicante, 1951) es una pionera en la arquitectura y un sólido referente para muchas de las mujeres a las que ha precedido en el oficio. En el punto de mira tiene una arquitectura muy próxima a las personas y que desde su discreción transmita sensaciones de bienestar. Ha proyectado edificios con aparente simplicidad y gran elegancia y eficacia de uso, como el Instituto Valenciano de la Infertilidad, la Clínica Bernabeu o la Escuela Politécnica de Alicante, distinguidos con diversos premios. Es vocal del Colegio de Arquitectos de Alicante y ahora dirige la Bienal de Arquitectura Española.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.