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CRISIS POLÍTICA EN CATALUÑA

El tripartito catalán y CiU tildan de "fraude" la súbita retirada de la moción de censura del PP

Piqué denuncia componendas entre PSC y los nacionalistas "para taparse las vergüenzas"

Josep Piqué sorprendió ayer a propios y extraños al anunciar inesperadamente la retirada de la moción de censura contra el Gobierno de Pasqual Maragall debatida la víspera en el Parlamento catalán. La maniobra del Partido Popular, que causó un notorio enojo en el resto de los grupos parlamentarios, le permite a Piqué utilizar esta vía legislativa en el futuro para forzar la convocatoria de otros debates encaminados a erosionar al Ejecutivo. Pero tras el terremoto político que ha sacudido la política catalana las últimas semanas, el tripartito y Convergència i Unió calificaron esta marcha atrás de "tongo" y "fraude", apelativos que afloraron de viva voz en el hemiciclo en contra del PP.

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¿Por qué después de tanto estrépito y tras 10 horas de debate, ayer Piqué va y retira la moción de censura? Pues, sencillamente, porque Piqué aseguró que el jueves en el Parlamento los diputados y la ciudadanía asistieron a un ejercicio de "compadreo", de "reedición del oasis catalán" y de "pacto soterrado entre Convergència i Unió y el Partit dels Socialistes para taparse las vergüenzas". En definitiva, que Piqué tiene la certeza de que ambas formaciones se conchabaron para que Pasqual Maragall entonara un tenue mea culpa por las acusaciones de corrupción contra CiU, y los nacionalistas lo aceptaran sin rechistar y retiraran la querella judicial por calumnias e injurias contra el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, el consejero de Política Territorial, Joaquim Nadal, y el parlamentario de Esquerra Republicana Xavier Vendrell. Estos dos últimos en ningún momento se han disculpado por sus declaraciones, al contrario que Maragall, que pidió "excusas ante los ciudadanos de Cataluña".

"Si socialistas y convergentes se quedaron tranquilos, nosotros no. A partir de ahora, el PP será más exigente que antes. No bajaremos la presión", advirtió Piqué. Como el dirigente popular mantiene que el jueves no se demostró, pese a las reiteradas llamadas a la transparencia, la voluntad del Gobierno catalán y de CiU de "llegar hasta el fondo" de la corrupción, el Partido Popular presentará a partir de la próxima semana en forma de iniciativas parlamentarias las propuestas que anunció en el debate de la moción de censura. Entre éstas figura una reforma de la Sindicatura de Cuentas, una nueva ley de contratos, una auditoría sobre la contratación de obra pública y la creación de una comisión de investigación para esclarecer el presunto pago de comisiones a los partidos políticos. "Si el tripartito cumple sus promesas y no hay ninguna clase de componenda con CiU, lo aprobarán y no tienen que temer nada", subrayó. Tampoco, aseguró Piqué, el PP "temía nada" por el previsible resultado de la moción de censura, 15 votos a favor y 120 en contra.

Pero la seguridad con que Piqué argumentó su tan insospechada decisión se resquebrajaba entre los propios parlamentarios de su grupo que expresaban su recelo a que los votantes del PP y los ciudadanos comprendieran realmente las razones de esta inusual maniobra. "La verdad, no lo van a entender", se lamentaba un destacado miembro del Grupo Popular.

Teóricamente, la moción de censura no ha existido porque no se llegó a votar, por lo que el PP puede, si así lo desea, presentar otra la próxima semana. Pero los letrados de la Cámara precisaron ayer que, antes de aceptar su trámite, se requeriría un informe legal para dilucidar si pudiera haber indicios de fraude de ley.

El resto de los grupos parlamentarios reaccionaron con perplejidad primero e indignación después ante la primera moción de censura que se retira en el Parlamento catalán justo antes de proceder a su votación. Cuando el presidente de la Cámara, Ernest Benach, anunció el precipitado final del pleno y, justo antes de leer el texto institucional en recuerdo de las víctimas de los atentados de Madrid, pudieron escucharse silbidos y gritos de "tongo" y "fraude" procedentes de la bancada socialista. La protesta no llegó a más en el interior del hemiciclo pero el cruce de reproches retomó un volumen similar al de las últimas semanas apenas cinco minutos después en la sala de prensa, por la que desfilaron los portavoces de todos los grupos parlamentarios y hasta el conseller en cap, Josep Bargalló.

Todos menos el PP coincidieron en acusar a Piqué de haber cometido "fraude" al presentar una moción de censura sin exponer un programa de gobierno alternativo y retirarla cuando ya se había debatido. Ante este panorama, la amenaza del líder del PP de presentar otra moción de censura cuando lo crea conveniente no provocó más que burlas en las filas socialistas: "Lo que hemos visto hoy hace que ya no podamos tomarnos en serio nada de lo que diga a partir de ahora el presidente del PP de Cataluña", dijo la presidenta del Grupo Parlamentario del PSC, Manuela de Madre. Ésta no pudo contener las tentaciones de continuar a su manera las palabras pronunciadas por Piqué 24 horas antes, cuando comparó el papel político de Maragall con una reina madre. "Piqué quiso ser reina por un día, pero lo único que ha conseguido es seguir siendo el líder de una cada vez más pequeña minoría, y así seguirá durante mucho tiempo".

La respuesta del Gobierno llegó por boca del conseller en cap, Josep Bargalló, que negó la existencia de cualquier "pacto de silencio" entre CiU y el Ejecutivo. Bargalló, además, atacó directamente a la línea de flotación del PP catalán, al acusarle de haber querido desviar la atención informativa en un día en que, según Piqué, "el recuerdo a las víctimas del 11-M debería haber sido el centro de la actividad política".

Convergència i Unió interpretó la retirada de la moción de censura como "una muestra más de que el PP no es una verdadera alternativa de gobierno para los catalanes". En un intento de evidenciar que las revueltas aguas políticas ya han vuelto a su cauce, el líder de Unió Democràtica, Josep Antoni Duran Lleida, propuso una nueva cumbre de todos los partidos catalanes para reactivar el debate de reforma del Estatuto, que Mas rechazó hasta que Maragall pidiera disculpas de su acusación.

Esquerra Republicana, por su parte, acusó a los populares de haber cometido un fraude "ante el Parlamento, a su reglamento y a Cataluña".

Iniciativa per Catalunya Verds, que durante el debate del jueves pidió repetidamente al PP que retirara su moción de censura, vio ayer cómo su petición se hacía realidad. Sin embargo, su portavoz, Joan Boada, no dudó en tildar del "ridículo más grande visto nunca en el Parlamento" la actuación de Josep Piqué.

Pero la guerra de declaraciones no logró aclarar la pregunta que tantos ciudadanos se hacían ayer: ¿pactaron los convergentes y los socialistas la escenificación parlamentaria que permitió la retirada de la querella contra Pasqual Maragall? Tras las reiteradas respuestas negativas de los dirigentes del PSC y de CiU, éstos sólo admitieron que se han mantenido conversaciones durante toda la crisis para "tender puentes". Pero Felip Puig, de CiU, fue tajante: "Aunque a algunos ya les vaya bien esta teoría, no ha habido pacto de silencio".

Josep Piqué, en la rueda de prensa en el Parlamento catalán.
Josep Piqué, en la rueda de prensa en el Parlamento catalán.MARCEL·LÍ SÀENZ

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