Portugal vuelve a entrar en recesión pese al empuje de la demanda interna

La economía portuguesa entró en recesión técnica en el último trimestre de 2004 al disminuir el producto interior bruto (PIB) durante dos trimestres consecutivos, según datos oficiales. Portugal vuelve a las cifras rojas sólo tres trimestres después de salir de una larga y profunda recesión que empezó a finales de 2002. Sin embargo, en el total de los 12 meses de 2004, la economía lusa tuvo un tímido crecimiento del 1% motivado, esencialmente, por un gran crecimiento de la demanda interna en la primera mitad del año.

El PIB portugués cayó el 1% en el tercer trimestre de 2003 y volvió a disminuir el 0,3% en los últimos tres meses del año, con relación al trimestre anterior. En términos homologados (que compara las cifras con el mismo periodo del año anterior), hubo crecimiento, aunque poco significativo: un 0,9% y un 0,6%, en el tercero y en el cuarto trimestre respectivamente.

Las cifras confirman que el crecimiento de la economía ocurrido a inicios de 2004 fue fruto, en gran medida, de la realización del campeonato europeo de fútbol en Portugal en junio del año pasado, que llevó a un aumento de la inversión en determinados sectores y, principalmente, del consumo interno.

El 1% de crecimiento verificado en 2004 fue resultado de un aumento de la demanda interna que provocó también un crecimiento de las importaciones del 7%, superior al de las exportaciones (un 5%), lo que agravó el déficit comercial luso en casi un 23%.

Para los analistas, ésta es la gran debilidad de la economía portuguesa, cuyo crecimiento, cuando ocurre, se hace a costa de la demanda interna y del consumo de las familias, ya muy endeudadas (a un nivel del 118% de la renta disponible). El sector productivo, por su parte, sigue siendo incapaz de aumentar las exportaciones por la falta de competitividad.

Sin embargo, algunos economistas destacaron también el hecho de que la economía volvió a crecer y a registrar en 2004 el mayor aumento del PIB desde 2001. En 2003, el PIB había caído el 1,1%, lo que lleva algunos analistas a afirmar que la economía está en recuperación, aunque a un ritmo muy lento e inferior al de la economía mundial y europea.