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Las Juntas dan la aprobación definitiva a la 'Supersur', la carretera vasca más cara

El vial, diseñado como la solución a la saturada A-8, no abrirá su primer tramo hasta 2011

La nueva autopista de peaje en torno a Bilbao recibió ayer el último permiso administrativo pendiente para su impulso. Las Juntas Generales vizcaínas aprobaron el proyecto de la que actualmente es la mayor inversión en una infraestructura pública viaria prevista en Euskadi, presupuestada en 1.290 millones de euros. Con esta autorización, el próximo mes se pretende sacar a concurso la redacción de los proyectos constructivos de una obra que se quiere empezar a acometer dentro de dos años.

La denominada Supersur, un vial de 36 kilómetros que se presenta como la solución a la congestionada A-8 a su paso por Bilbao, sólo tuvo el respaldo del equipo de gobierno (PNV y EA). El anunciado apoyo del PSE se truncó por la ausencia de sus apoderados del pleno debido a un incidente con el PNV en un asunto previo, mientras que los populares se abstuvieron y Ezker Batua votó en contra.

Diecisiete años después de su primer esbozo -descartado entonces por su elevado coste económico y medioambiental- y cuatro años desde que se retomara el proyecto, la ejecución de la autovía depende ya sólo de encargar los proyectos. Los estudios elaborados desde 2001 han servido para ampliar su trazado (de los 14 kilómetros iniciales hasta los 36 actuales), la inversión (de 480 millones de euros a 1.290) y decidir su ejecución por fases.

La Diputación acometerá primero el área con más problemas de congestión, entre Bilbao y Portugalete a lo largo de 19,6 kilómetros, presupuestada en casi 600 millones de euros. La intención es que esté culminada para 2011. Entre 2013 y 2015 se acometerá la ampliación desde Bilbao a Arrigorriaga (donde conectará con la otra autopista vasca, la A-68). A partir de 2015, aunque sin fechas definidas, se construirán la segunda fase (de Arrigorriaga a Galdakao) y la tercera (entre Trapagaran y Muskiz).

El PNV, que calcula en que la nueva autovía absorberá 42.000 vehículos diarios para 2015 y eliminará gran parte del transporte pesado actual en la A-8 por donde ahora transitan 16.000 camiones cada día, defendió la viabilidad financiera de la Supersur "porque se pagará con el canon de los usuarios". Hasta que se ponga en funcionamiento en 2011, la inversión se sufragará con los ingresos del peaje en la A-8, gestionada por las diputaciones desde 2003, y aportaciones de los presupuestos. EA, que ha mostrado reticencias al proyecto, incidió en que "tiene que ser la última gran infraestructura de esta naturaleza" y destacó que la elevada inversión no supone "carga reseñable en los presupuestos", afirmó su portavoz, José Ramón López-Larrinaga.

El PP justificó su abstención, pese a defender la construcción de la autopista, en la ejecución por fases. "Defendemos que se haga de una sola vez y esté para 2015, que puede hacerse", afirmó el juntero Jesús Isasi. Ezker Batua explicó su rechazo en que absorberá "sólo el 15% del tráfico" actual de la A-8 y "no fomenta la intermodalidad en el transporte de mercancías", dijo su portavoz Martin Calvo. A su juicio, la Supersur incitará a "coger más el coche".

La nueva autovía, que discurrirá paralela a la A-8 en las laderas de los montes que circundan Bilbao, será mayoritariamente subterránea: 22 de sus 36 kilómetros. Tendrá 14 túneles, varios de los más largos del País Vasco: cuatro rondarán los dos kilómetros y uno rebasará los 4,3. Contará además con 15 viaductos, el más largo de casi un kilómetro en Trapagaran. El trazado discurrirá cerca del depósito de lindane de Barakaldo y la incineradora de basuras Zabalgarbi, además de zonas urbanas de Bilbao, Barakaldo y Galdakao.

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