El Rey anima a la OIT a erradicar todo tipo de trabajos vejatorios
Don Juan Carlos hace votos por una globalización más humana
El trabajo infantil es una lacra que afecta a 246 millones de niños y niñas entre 5 y 17 años, a pesar de los esfuerzos que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hace por erradicarlo desde hace décadas. Pero el Rey denunció además ayer otras situaciones como el trabajo insalubre o inseguro y el que discrimina a sexos o etnias. Don Juan Carlos animó a la OIT a acabar con toda forma de explotación, durante un pleno especial conmemorativo del décimo aniversario de la adhesión de España al programa contra el trabajo de los niños.
"El trabajo de los niños en edad escolar debe ser rechazado y combatido con contundencia, no sólo por perjudicar a su salud y a su educación, sino sobre todo por atentar a sus más elementales derechos, a su dignidad y libertad. La pobreza, que está en el origen del trabajo infantil, lo convierte en verdadero trabajo forzado", dijo el Monarca.
El Gobierno lleva gastados más de 16 millones de euros desde 1995 en un proyecto de cooperación con la OIT para eliminar el trabajo de los menores de 15 años en 17 países de América Latina. Más de 100.000 víctimas de las denominadas Peores Formas de Trabajo Infantil, aquellas que no tienen horarios ni testigos, en la minería o la agricultura, pero también en el comercio sexual y en la guerra, han sido escolarizadas gracias a ese esfuerzo y 35.000 familias han podido prescindir de los salarios de los niños, según el director general de la OIT, el chileno Juan Somavia.
Somavia prodigó elogios, como también hizo el presidente del organismo, Philipe Seguin, a la democracia española, al diálogo entre Gobierno, empresarios y trabajadores durante la transición, según el modelo de la OIT para promover un desarrollo que combina "como nadie" la cohesión social y la competitividad económica. El chileno alabó al Rey, "un héroe de los demócratas del mundo", y destacó su "profunda preocupación por el desempleo y su efecto perverso sobre la juventud".
Ante los embajadores de los casi 180 países de la OIT, el Rey se refirió a la necesidad de que "la globalización económica se convierta en una fuerza positiva en lo social", acompañada de una "dimensión humana que preste una atención particular a la dignidad de la persona".
"En ese marco de justicia social, no cabe ni el trabajo infantil, ni el trabajo forzoso, ni el que se desarrolla sin medidas de seguridad o sin normas sanitarias adecuadas. Tampoco en él puede, obviamente, tener cabida el trabajo que discrimine a los trabajadores por razón de sexo, raza, credo o nacionalidad", concluyó el Monarca, que destacó la "especial importancia" del Día de la Mujer Trabajadora.
El Rey dedicó a la Cruz Roja buena parte del resto de la segunda jornada de visita a los organismos internacionales en Ginebra, que concluyó en el Alto Comisionado para los Derechos Humanos.
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