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Los expertos proponen que la asignatura de ciudadanía incluya "patriotismo constitucional"

Más de 40 especialistas entregan al Ministerio de Educación el diseño de la nueva materia

Carmen Morán Breña

La nueva asignatura planteada por el Gobierno, Educación para la Ciudadanía, ya tiene un diseño inicial preciso. Lo han propuesto más de 40 expertos en un seminario organizado por la Universidad Carlos III durante seis meses. Sería obligatoria desde primaria a bachillerato, aunque no figuraría en todos los cursos. Tutores en primaria y profesores de filosofía e historia en secundaria impartirían conocimientos que se detienen en el "patriotismo constitucional", la violencia machista, la vida en pareja o cuestiones bioéticas. El Ministerio de Educación tiene la última palabra.

La nueva materia, tal y como la ha planteado la cátedra de Laicidad y Libertades Públicas de la Universidad Carlos III, se impartiría de primaria a bachillerato de forma obligatoria y computable, sin que esta nueva asignatura se "mezcle ni enrede con la idea de una educación religiosa confesional que puedan demandar las familias en legítimo uso de sus derechos constitucionales", se lee en el preámbulo de la propuesta.

El texto, en el que han trabajado más de 40 expertos, entre los que se incluyen Dionisio Llamazares, Luis María Cifuentes y Luis Gómez Llorente, así como el subdirector general de Ordenación Académica del Ministerio de Educación, Juan López Martínez, recoge fielmente los planteamientos del libro para el debate de la nueva ley presentado por el Gobierno.

Entrega hoy

El documento, que será entregado hoy en el ministerio, incluye entre los principios básicos de la asignatura el "patriotismo constitucional". [Este concepto, impulsado por el filósofo alemán Jürgen Habermas como una concepción de izquierda frente al nacionalismo, fue manejado por el PSOE y luego, en diferente sentido, por el PP].

El diseño de los expertos prevé que los valores de esta nueva asignatura impregnen también el resto de los cursos en los que la materia no sea obligatoria. Han preparado el programa de la Educación para la Ciudadanía dejando margen para la intervención posterior de otros especialistas e implicados en la educación. Pese a ello, su propuesta contiene algunos detalles para los distintos tramos educativos. Para primaria, establecen una hora semanal o, en alguna circunstancia, dos, para esta asignatura. En esta etapa se estudiaría, dicen, "con un programa corto, preciso y flexible". Y proponen que las clases comiencen con un juego, la lectura de una noticia diaria, una ficha didáctica o una simulación acerca de alguno de los valores a tratar. Como no hay profesores especialistas en esta materia en este tramo educativo, se propone el uso de un cuaderno que sirva de guía al tutor que impartirá la materia.

El programa para esta etapa debería desarrollar en los alumnos "capacidades de razonamiento lógico, artísticas, críticas, morales, socioemocionales", según el documento. Los expertos plantean que sea la continuación "del proceso iniciado en la etapa infantil" donde ya estará presente la "educación en valores". En primaria se trataría la convivencia, el respeto, las normas, el entorno social. Se estima necesaria la participación activa de la familia, la escuela y el profesorado "en permanente esfuerzo y renovación pedagógica", así como la colaboración del ministerio, las comunidades y los ayuntamientos.

En secundaria, la asignatura de Educación para la Ciudadanía se impartiría en 2º y 4º de ESO, aunque no se especifíca el número de horas, de tal forma que el primer año se traten temas relacionados con las ciencias sociales y el último "se mantengan los actuales contenidos de la ética actualizados" y se añadan los que se consideren oportunos entre aquellos que no se hayan tratado. Para esta etapa se reservan los valores y principios de la democracia, los derechos y libertades recogidos en la Constitución, que les hagan comprender que la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo "son una construcción histórica frágil que se debe cuidar y proteger". También se estudiarían asuntos relacionados con la inmigración, el ocio, el consumo, el medio ambiente, la vida afectiva y sexual y los medios de comunicación.

Problemas bioéticos

En 4º curso se abordarían en profundidad todos los problemas de la violencia de género y de la igualdad entre hombres y mujeres, así como un inicio a los problemas bioéticos y la manipulación genética. Los encargados de impartir esta materia serían, según la propuesta, los profesores de filosofía e historia, tal y como se sugiere en el libro para el debate publicado por el Ministerio de Educación. El instituto deberá convertirse "en una especie de laboratorio democrático, donde se aprenda el ejercicio de una ciudadanía responsable, respetuosa y solidaria y donde se ayude a ver la política como un noble servicio a los demás miembros de la sociedad", se propone en el documento.

En bachillerato, Educación para la Ciudadanía se estudiaría sólo en el primer curso. En él se revisarían los procesos históricos que ha habido para lograr la democratización en los grandes personajes de la historia, tanto intelectuales como políticos. También en este nivel la propuesta incorpora ya "elementos de bioética y ética ecológica", cuyo material didáctico interdisciplinar habrían de preparar profesores de ciencias naturales y filosofía. Y el hecho religioso correspondería también a esta etapa, en la que se abordaría la laicidad, tolerancia, el ateísmo, así como las diversas religiones y sus características. Los profesores de filosofía, historia y derecho, "si los hubiere", deberán elaborar un documento sobre los principios y valores democráticos de la Constitución con ejemplos históricos.

"Es preciso un programa urgente de formación de los profesores para esta nueva materia y ofrecerles materiales adecuados para impartirla", explican. La formación inicial y la permanente del profesorado está también pendiente de reforma por parte del ministerio.

"En España se están produciendo simultáneamente dos procesos, la progresiva secularización de la sociedad y el incremento del pluralismo religioso como consecuencia de la inmigración", detalla el documento. Para satisfacer ambos, se trataría de generar "un pluralismo cada vez menos desequilibrado entre las distintas creencias, de un lado y entre creencias religiosas y no religiosas por otro", dicen los autores de este documento, con el que no se pretende, insisten, entrar en conflicto alguno con la asignatura de la religión.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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