Un relevo con incógnitas

En tiempos de crisis aparece, con cada vez más frecuencia, la palabra reconversión. También en el ciclismo. La UCI ha reordenado todo el escenario internacional y, más allá del fulgurante progreso de Euskaltel-Euskadi, instalado en la élite, la reestructuración deja la noticia de la aparición de dos nuevos equipos profesionales (Kaiku y Orbea) y la vuelta de Cafés Baqué al mundo del ciclismo de base .

Esta por ver si la medida genera más atractivo para los aficionados y permite el ascenso profesional de más jóvenes, aunque de momento predomina la confusión. A pesar de ella, hay varias cosas claras. La primera es que Euskaltel ha sido incluido por la UCI en el grupo ProTour, reservado a los equipos que darán juego en las tres grandes vueltas y, entre otras carreras, la Clásica de San Sebastián y la Vuelta al País Vasco (del 4 al 8 de abril). La segunda es que se habilitan dos categorías jerarquizadas: Continental Profesional (Kaiku) y Circuito Continental (Orbea). Así, Kaiku podrá correr las pruebas fuera del ProTour, como la Bicicleta Vasca, y las de este rango, pero previa invitación. Por su parte, Orbea optará a vueltas menores y pruebas de un día.

Ambos equipos comenzaron a rodar en la Challenge de Mallorca, con la pretensión, tan arriesgada como ilusionante, de proporcionar una "salida profesional" a sus componentes. Al menos, experiencia no les falta. Kaiku gozará de los recursos humanos y técnicos del Caja Rural navarro, semillero de ciclistas como Aitor González.

El Instituto Kaiku para la Salud concede un millón de euros anuales a un proyecto de dos años. Después, otros patrocinadores deberán dar el relevo. Eneko Gárate es su mánager. "El instituto piensa en algo similar a las prácticas para estudiantes", es decir, que sirva a sus 16 corredores para mostrar que tienen cabida en la élite. Apadrinado por Miguel Induráin, el equipo quiere ejercer de plataforma para "valores humanos", de modo que el instituto dará facilidades a los corredores para que retomen o sigan sus estudios.

El ex corredor Jon Odriozola será el director deportivo de Orbea, una formación que, después de 15 años con aficionados, ingresa en una división semiprofesional. Cuenta con cerca de 700.000 euros de presupuesto y se ha dado también dos años para ver si se cumplen los objetivos, que pasan por nutrir, como había hecho en los últimos tiempos, la plantilla de Euskaltel. "Pero Orbea persigue también la salida a otros sitios, y por eso tenemos un corredor canario, un madrileño y un gallego", matiza Odriozola. De la infraestructura técnica se encarga la Fundación Euskadi y lo demás será labor de una plantilla de 16 corredores, de los que sólo dos, Gorka Arrizabalaga y Gustavo Domínguez, saben lo que es correr con los mayores. Odriozola fija como meta el Tour del Porvenir.

El que abandona el campo profesional con una "enorme decepción" es Cafés Baqué. A mediados de octubre, su continuidad parecía garantizada por el copatrocinio de Orbitel, el operador colombiano de telecomunicaciones que había sufragado, junto con la firma duranguesa, el presupuesto del segundo año. Pero un cambio en la composición accionarial cambió las prioridades de Orbitel, que puso marzo como plazo para dar conocer si continuaba su patrocinio. Demasiado tiempo para esperar. "Dábamos por hecho que íbamos a seguir", subraya Erkaitz Elkoroiribe, mánager del Baqué.

Tenía motivos. Su corredor más sobresaliente fue el colombiano Félix Cárdenas, ganador de la montaña en las dos últimas Vueltas a España. Al menos, la mayoría de sus corredores ha logrado su continuidad en profesionales. Cafés Baqué regresa al campo aficionado, con la pretensión de "crear talentos", como fue el caso de Iban Mayo, en una temporada que dará comienzo el 5 de marzo, con la Clásica Jesús Loroño, en Larrabetzu.