Recuerdo
Se pudiera pensar que las frías temperaturas de estos días han congelado algo más que carreteras, a tenor de las polémicas y disputas que circulan en algunos mentideros políticos y sociales. Hay sensibilidades que parecen deformadas por una suerte de artrosis emocional que dificulta la empatía hacia el sufrimiento ajeno. En situaciones así mi pensamiento vuela hacia referentes que aportan serenidad, personas como el policía nacional Domingo Durán y su mujer Manoli, quien le cuidó durante los ocho años que permaneció postrado en una cama, tetrapléjico tras sufrir en Bilbao un atentado terrorista de ETA el 13 de enero de 1995, en el que además murió su compañero Rafael Leiva.
La exquisita ternura con la que fue atendida una persona que, a pesar de no poder moverse, transmitía en su mirada vitalidad en estado puro es una lección de amor de la que todos debiéramos aprender. Mañana, 7 de marzo, hará dos años que sus ojos se cerraron definitivamente. Y aunque la nieve y el frío nos dicen que seguimos en invierno, Domingo y Manoli nos recuerdan que la primavera está a la vuelta de la esquina.