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Crónica:DE LA NOCHE A LA MAÑANA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El cine español es americano

Curioso que el cine español reciente de cierta prestancia obedezca a los cánones narrativos del mejor cine norteamericano, y que tanto Almodóvar como Amenábar dejen atrás el autismo del terruño.

Petarditos

Ya estamos otra vez con esa kale borroka de los jovencitos del petardo en las alcantarillas para aumentar su estruendo, incordiando al vecindario y atentando contra la serenidad auditiva. No basta con eso. La tarde de la Crida, antes de la solemnidad un tanto impostada de los himnos, el cántico más coreado bajo las torres de Serranos fue "Maricón el que no bote", con mucho acompañamiento de bombo cargadito, preludio de las groserías y la arrogancia falleras que tomarán la ciudad así que pasen unos pocos días. Va siendo hora de que muchos falleros se decidan a no perder su buena educación precisamente cuando celebran su fiesta, y de que adviertan a sus pequeños de que jugar con pólvora es peligroso, además de molesto para los vecinos que detestan el ruido.

El terrorismo pobre

Llama la atención, en el reportaje de José María Irujo sobre las andanzas del tal Allekema Lamari, publicado el otro día en este periódico, las condiciones de la vida de a diario de los máximos ejecutores de la masacre del 11-M en Madrid. Un triste deambular por pensiones de mala muerte y callejones sin salida en el que al parecer juega un papel de cierta relevancia como suministrador de ayuda puntual un señor que regenta nada menos que ¡una pollería! Algunos de estos indicios no eran ignorados por los servicios de seguridad del Gobierno de José María Aznar, que habrían bastado, de ser tomados algo más en consideración, para descartar la participación de otras bandas terroristas en ese sórdido atentado. A fin de cuentas, ETA celebraba con vinos y cavas de mucha marca la consumación de sus fechorías, aunque ahora ande poniendo bombitas en la costa valenciana para matar de un infarto a cualquier jubilado en pijama, en nombre de la liberación del pueblo vasco.

Políticos y actores

Algunos teatreros equiparan la actuación de los políticos con el trabajo actoral, en el sentido de que ambos escenifican situaciones más o menos prolongadas en el tiempo en las que no acaban de creer del todo. Hay, sin embargo, una diferencia abismal. El actor de fuste, sobre todo cuando se entrega a uno de los grandes papeles del repertorio universal, da de sí todo lo que lleva dentro en nombre de una veracidad en la que se juega su prestigio y, acaso, su futuro. El político escenifica más bien la versión contraria, ya que es preciso que no desempeñe hasta el final su papel, al menos en los asuntos que podría mencionar sobre sus adversarios y que prefiere callar, ante el temor de que por ese camino también llegue a saberse lo suyo. El actor se entrega, el político calcula. Además de que el actor está sometido, por así decir, a la sesión continua, mientras que el político se pirra por establecer el calendario de sus comparecencias.

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También en Orihuela

Parece que las provechosas enseñanzas impartidas por Luis Fernando Cartagena en Orihuela han creado escuela. Un ex interventor, de apellido Espinosa, se confiesa autor de irregularidades contables desde Zaragoza, y una vez puesto en faena allá que se lanza y asegura que un concejal de su antiguo ayuntamiento se embolsaba las taquillas de los conciertos mediante el acreditado método de la falsificación de las facturas, mientras que otro prefería apropiarse de las subvenciones destinadas a las fiestas de moros y cristianos. O a lo mejor no se trata de seguir el ejemplo del ex conseller de Zaplana sino de envidia cochina hacia el crimen organizado que desde hace algunos años asola el profundo sur de nuestra comunidad. También los nativos tienen derecho a organizarse, qué caramba.

¿Amenábar vs Almodóvar?

Aquí no es que no se perdone el éxito, es que en seguida se establece un tedioso baremo comparativo. El triunfo de Amenábar y su Mar adentro en la Academia de Hollywood ha despertado toda clase de especulaciones sobre si su película es peor o mejor que la última de Almodóvar, disquisiciones inútiles y aliñadas con las disputas internas en la Academia española que vota los Goya. Más allá de esas trifulcas a veces no muy discretas, parece obvio que el triunfo de ambos debe mucho a su admiración por el mejor cine de Hollywood y su narrativa clásica. Un fenómeno un tanto raro cuando el cine norteamericano de mayor éxito en España se atiene a cualquier cosa excepto a los rigores del clasicismo que tanta gloria le ha dado. En la estela de las imágenes que no se ven, pero que son tan decisivas como las que se muestran, de los filmes de estos dos cineastas, hay enlatado muy poco cine español, y nada, por ejemplo, de Saura o Berlanga. Su inspiración es, gracias al cine, foránea. Basta considerar sus, a veces, fastuosas elipsis narrativas para comprobarlo.

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