Los empresarios reivindican su papel frente al Consell
Las reuniones para prestigiar Cierval y consolidar las Cámaras revelan la ausencia de políticas económicas definidas
Cierval, la patronal autonómica, celebra el jueves y viernes próximos una cumbre en Peñíscola que aspira a establecer las prioridades en materia de innovación y competitividad para afrontar el futuro con garantías. Las cámaras de comercio, en un segundo acto previsto el martes en Alicante, presentarán su propio diagnóstico de la situación económica y vestirán la ocasión con el reconocimiento de algunos dirigentes históricos. Ambas organizaciones reivindican sus papeles paralelos. Cierval aspira a prestigiar la organización y elevarla sobre las tres patronales provinciales. Las Cámaras de Comercio pretenden cerrar filas para renovar su vocación cuasi pública. La actividad de ambas instituciones revela la falta de iniciativa del Consell en materia económica.
Cierval pretende presentar al Consell una auténtica carta de navegación
La idea de la cumbre empresarial de Peñíscola surgió poco después del cambio de Gobierno en Madrid. Planeaba entonces la posibilidad de que los empresarios valencianos levantaran la voz en contra del supuesto abandono de la Comunidad Valenciana de parte del Estado, un abandono que se ha convertido en lema del presidente de la Generalitat. Pero el tiempo y la realidad económica han diluido esa vertiente del encuentro.
Los empresarios reunidos en la patronal analizarán la evolución económica de los últimos diez años, presentarán un diagnóstico de la situación actual y pretenden definir fórmulas para acometer los retos de la innovación industrial y la competitividad empresarial. No apoyarán posturas victimistas. Al contrario, pretenden presentar a la Generalitat una auténtica carta de navegación.
La cumbre de Peñíscola es la plataforma ideal para dar cuerpo a Cierval, una institución con escaso arraigo frente al peso de las tres patronales provinciales y, sin embargo, privilegiada por su papel de interlocutor directo de la Generalitat.
El doble papel de Rafael Ferrando como presidente de Cierval y de la CEV, la patronal provincial de Valencia, quedará reforzado al frente de la primera organización. Un asesor empresarial sugiere que "la continuidad de Ferrando al frente de Cierval satisface a la Generalitat, que apuesta por la estabilidad. Siempre es mejor tener como interlocutor a un viejo conocido. Pero abre la puerta a su relevo al frente de la CEV, una aspiración extendida entre muchos empresarios que, además, satisfaría a quienes apuestan por inculcar en la sociedad valenciana una cierta cultura de cambio, en primer lugar al partido socialista".
Ferrando, sin duda, conoce mejor que nadie los apoyos con los que cuenta para revalidar, o no, su puesto al frente de la CEV. Pero hace tiempo sueña con elevar Cierval a la categoría que disfrutan patronales como Foment del Treball, en Cataluña, o la Confederación de Empresarios Andaluces, en Andalucía, frente a sus paralelas organizaciones provinciales.
La convocatoria tardía de un acto cameral en Alicante apenas dos días antes de la cumbre de Peñíscola y revestido con el boato de la entrega de medallas a dos históricos presidente de las cámaras de comercio ha provocado notable recelo. La patronal provincial alicantina fue la primera en denunciar la intromisión de las cámaras. El ambiente venía caldeado por una serie de declaraciones de Antonio Fernández Valenzuela, presidente de la Cámara de Comercio de Alicante, contra la falta de interés de la Generalitat hacia la provincia.
Justo Nieto, consejero de Empresa, fue quien requirió a las cámaras la entrega de un extenso trabajo de diagnóstico de la situación económica de la Comunidad Valenciana.
Varios empresarios atribuyen directamente a la Generalitat el impulso de la cumbre cameral para desactivar el impacto de la reunión de Peñíscola.
Todos recuerdan que las patronales son organizaciones de filiación voluntaria y, por lo tanto, ejercen la representación auténtica del empresariado. Mientras que las cámaras, organizaciones de derecho público que se sostienen con cuotas obligatorias e impuestos, son órganos asesores de la administración, como "ministerios".
Arturo Virosque, presidente del consejo autonómico de Cámaras, ejerció durante unos meses como presidente en funciones del consejo estatal para propiciar el relevo de José Manuel Fernández Norniella, que fuera diputado nacional del PP antes que presidente de las Cámaras de Comercio de toda España, por Javier Gómez Navarro, que fuera alto cargo del Gobierno socialista y ocupa en la actualidad la presidencia de la institución. Virosque cumplió su papel. "Consolidó el sistema cameral", comenta el mismo asesor citado antes.
No es ningún secreto que Virosque no tiene especial interés en garantizar la continuidad de Ferrando al frente de la CEV. Y el acto cameral de Alicante, con participación del presidente de la Generalitat, constituye una ocasión para restar protagonismo al presidente de las patronales provincial y autonómica.
Pero está muy claro que el veterano presidente de la Cámara de Comercio de Valencia conoce la institución que preside como pocos y sabe de la importancia de consolidar el sistema más allá de los excesos verbales que pueda haber agitado un hombre con fuerte personalidad y previa experiencia política como Antonio Fernández Valenzuela.
La Asociación Valenciana de Empresarios, AVE, un grupo de presión, relevó a su presidente, Federico Félix, por Francisco Pons días antes de las últimas elecciones autonómicas en mayo de 2003. El cambio introdujo nuevas formas para adaptar AVE a los nuevos tiempos.
Todo indica que Ferrando y Virosque saben muy bien lo que hacen para fortalecer sus respectivas instituciones. Y sus movimientos revelan hasta que punto el Consell ha cedido, o ha perdido, toda iniciativa.
Los patronos juegan al hueco
Eduardo Zaplana, presidente de la Generalitat entre julio de 1995 y junio de 2002, ocupó todos los espacios de representación a su alcance y cerró las puertas a cualquier iniciativa empresarial al margen de su dictado.
Francisco Camps, presidente de la Generalitat desde junio de 2003, siempre ha defendido la independencia de las organizaciones sociales.
Y los empresarios han decidido ocupar su espacio. Un informe de la Cámara de Comercio de Valencia sobre la situación de la industria tradicional valenciana y difundido a finales de 2003 fue el primer aldabonazo. El estudio alertaba sobre la debilidad de varios sectores manufactureros tradicionales y su incapacidad para competir en el mercado internacional. Nada nuevo, pero muy alejado del triunfalismo que caracteriza el discurso de la Generalitat.
La semana pasada coincidieron en Valencia los presidentes de las cámaras y patronales autonómicas de Cataluña y la Comunidad Valenciana. Los dirigentes empresariales destacaron el volumen de las relaciones económicas entre ambas regiones y subrayaron su voluntad de cooperar.
Otra vez, nada nuevo. Apenas un gesto de independencia frente al discurso oficial que gira en torno a la polémica sobre el trasvase del Ebro, la lengua o la capitalidad de una eurorregión mediterránea.
Pero llueve sobre mojado. Si Zaplana forzó una rectificación de Ferrando cuando el presidente de Cierval se limitó a constatar que la mayor afluencia de turistas en 2001 no se traducía en mayores ingresos en caja, el propio Ferrando subrayó las bondades de la concertación social entre patronos y sindicatos en otoño pasado cuando el Consell se vio obligado a convocar una reunión del Pavace casi a regañadientes.
La patronal de Valencia, la CEV, llegó a crear una comisión para reclamar a la Generalitat el retraso en los pagos a proveedores a lo largo de 2004. La comisión nunca ha ejercido, pero forzó al consejero de Hacienda a prestar atención.
Esta semana, Cierval se reunió en Valencia con altos cargos del Ministerio de Medio Ambiente y les pidió que agilicen las obras del programa AGUA alternativas al trasvase del Ebro. Una petición que debió sacudir algún cimiento del Palau.
El presidente de la Cámara de Alicante, por su parte, ha provocado desde hace semanas varios titulares para reivindicar inversiones en su provincia que ningún cargo político ha sabido acallar sin mayores aspavientos.
Los patronos saben y quieren jugar al hueco. Si Camps pretendía ceder espacio a los empresarios, lo ha conseguido. Está por ver qué más cede en el futuro.
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