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Reportaje:

La pesadilla sin fin de Muktar Mai

Absueltos en Pakistán cinco de los seis condenados por violar a una mujer de casta inferior para vengarse de su hermano

El Tribunal Supremo de Lahore (Pakistán) absolvió ayer a cinco de los seis condenados a muerte por la violación de la maestra Muktar Mai, de 30 años. Los violadores ejecutaron así la sentencia de un panchayat (tribunal comunitario) que castigaba la supuesta relación de un hermano adolescente de ella con una mujer de casta superior. La sentencia de ayer conmuta al sexto procesado la pena capital por la cadena perpetua. El Supremo argumenta falta de pruebas.

Mai se desmayó al oír el veredicto. "Apelaré", dijo luego a Reuters, "iré donde sea para reclamar mis derechos". El defensor de los acusados proclamó: "El veredicto anterior estuvo muy influido por los medios de información y la presión del Gobierno".

Catorce hombres de la localidad de Mirwala fueron juzgados en septiembre de 2002 por la violación. Más de un centenar de vecinos escucharon en la calle los gritos de la víctima sin intervenir. De los seis condenados, cuatro lo fueron por perpetrar la violación y dos por formar parte del panchayat, que sentenció a Muktar, de casta guyar, a ser violada como castigo. El panchayat se reunió precisamente a instancias de ella, que había denunciado que miembros de la poderosa casta mastoi habían sodomizado a su hermano Shakur, de 12 años, tras descubrirse que el chico se había acostado con una mujer mastoi. Los mastoi declararon al panchayat que se celebró como compensación la boda de uno de ellos con Muktar. Ella alegó que los mastoi la encerraron en casa de ese presunto marido, donde fue violada por cuatro hombres; después la arrojaron a la calle, a la vista de todo el pueblo, semidesnuda.

Tras su calvario legal, Muktar Mai obtuvo del Gobierno una indemnización de 7.160 euros, que invirtió en la construcción de dos escuelas en la localidad. "Sin esas escuelas, mi vida no tendría sentido", dijo en 2004.

Muktar Mai, en Madrid en 2003.
Muktar Mai, en Madrid en 2003.GORKA LEJARCEGI

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