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Entrevista:PEDRO CORTEJOSA | Saxofonista | SIGNOS

"Si no se cultiva la cantera, el jazz andaluz está perdido"

Empezó tarde, a los 24 años, pero se ha convertido en un nombre imprescindible para el jazz andaluz. Integrante de la Sonora Big Band, la Big Band de Andalucía y la Big Band Flamenca de Rubem Dantas, ha trabajado con gente tan heterogénea como Diego Carrasco, El Barrio o Pasión Vega. Tras su excelente debú discográfico, Mosaico, el saxofonista Pedro Cortejosa (Cádiz, 1968) acaba de grabar Numen, un disco para la productora El Bujío en el que ha contado con las lujosas colaboraciones de Perico Sambeat, Juan Gómez, Arturo Serra y Markku Ounaskari, entre otros.

Pregunta. ¿Cómo recuerda el panorama jazzero en sus inicios?

Respuesta. Yo veía a tocar a gente como Manolo Perfumo o Juan Sáinz y los admiraba. Curiosamente, había muchos más locales que ahora y muchos bolos todas las semanas. Aunque ahora surgen trabajos más interesantes, hay menos posibilidades de tocar.

"Yo empecé con la trova cubana, con Silvio Rodríguez y Pablo Milanés"

P. Pero siempre muy lejos del ambiente de grandes ciudades como Madrid o Barcelona, por no hablar del extranjero.

R. Sí, yo estudié en el Taller de Musics un mes y fue una experiencia muy importante para mí, volví con las pilas cargadísimas... Y hace poco también estuve 15 días entre Boston y Nueva York y quedé abrumado por la cantidad de música que se hace allí. Vimos ocho conciertos en un día.

P. ¿En qué medida ha salvado el flamenco al jazz andaluz?

R. Es una puerta abierta, y puede dar mucho juego, pero no sé realmente hasta dónde puede llegar. El jazz lleva muchos años fusionándose con la música de raíz y folklórica, pero no es el camino que más me interesa. Puede que lo lleve dentro por ser de Cádiz, pero no me toca la fibra, acaso me interesa más rítmicamente. Más que hablar de jazz flamenco, yo apuesto por una idea de jazz sureño.

P. ¿Qué nombres o estilos marcan para usted ese camino?

R. Posiblemente mis referencias estén fuera del jazz. A la hora de componer y buscar estructuras, pienso más en los cantautores. Yo empecé con la trova cubana, con Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, y adopté la forma de canción, sigo pensando que hago canciones. También bebí de los ochenta, Aute, Serrat, Hilario Camacho. Y por supuesto Javier Ruibal, a quien considero uno de mis maestros.

P. Ni un saxofonista de jazz...

R. Bueno, hay muchos que me encantan, Jerry Bergonzi, Ralph Moore... Y Perico

que siempre toca bonito...

P. ¿El jazz andaluz agradecerá algún día a Perico todo lo que le debe?

R. Desde luego se lo merece. Es el gran olvidado en España. Entre los músicos está consagradísimo, pero lo que es el gran público... Supongo que pasa como con todo el jazz.

P. ¿Cómo es la aventura de hacer un disco de jazz en Andalucía?

R. Yo me veo obligado a sacar un disco como solista porque mi instrumento es poco requerido, prescindible, y la única forma de trabajar es liderar un proyecto propio y estable. Luego lo más difícil es encontrar una banda, ensayar y grabar. Por suerte, El Bujío ha confiado en mí y no ha puesto restricciones, y he dado con músicos tan buenos que han captado exactamente lo que quería, ha sido una gozada.

P. ¿Qué idea o emoción resume el contenido de Numen?

R. Hay muchas más cosas, y más unificadas, que en el disco anterior. El título alude a la inspiración que bebe de la mitología y de la tierra, y hay cortes que se titulan Ritual, Lluvia... Quería transmitir una idea de profundidad, de raíz. El vibráfono de Arturo Serra ha ayudado mucho a dar ese color.

P. ¿Y qué retribución espera de este esfuerzo?

R. Aunque Mosaico fue un disco modesto, algunas puertas están abiertas. Al menos, ya no soy nuevo. Más adelante tengo pendiente una historia con Serra para finales de año, y seguir con mi actividad docente, porque si no cultivamos la cantera estamos perdidos.

P. ¿Los conservatorios no acaban de acoger al jazz?

R. Hay una cerrazón por su parte que es muy perjudicial para la música. Y sin pluralidad no hay arte.

P. ¿Y al público, no hay que fomentarlo y educarlo?

R. Yo soy optimista, parece que poco a poco se está llegando a un entendimiento del jazz. Cuando algo está bien hecho, a la gente le gusta.

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