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Un domingo de rezos ante la Virgen Negra de Czestochowa

Fieles a su pontífice, los católicos polacos fueron más numerosos en el rezo dominical de ayer ante el célebre icono de la Virgen Negra en el santuario mariano de Czestochowa, tan querido por el papa Juan Pablo II.

La hermana Salvadora, de la oficina de acogida a los peregrinos de este santuario situado en el suroeste de Polonia llamado Jasna Gora (Colina Iluminada), explica que las oraciones por el Papa se han multiplicado desde su primera hospitalización, a principios de febrero. Generalmente eran recitadas en las vísperas, "pero ahora son a todas horas". "Durante todos los oficios evocamos la salud del Santo Padre y rezamos por él", agrega.

"Hay mucha más gente de lo habitual, sobre todo para esta época del año, en la que hace mucho frío", señalan, cuando en el exterior el termómetro marca 6 grados bajo cero, Irena y Jerzy, dos jubilados de Czestochowa, tras la misa dominical.

En la capilla de esta iglesia, donde se guarda como una reliquia el cinturón del Papa agujereado por las balas de Alí Agca en 1981, se reúnen cientos de personas. Algunos de rodillas, jóvenes y viejos, vestidos de forma rica o pobre, rezan por su Papa tal y como les ha pedido el sacerdote que oficia la ceremonia. "Oremos por todos los enfermos y también por nuestro Santo Padre", declaró el prelado.

Los creyentes más fervorosos de este país, en el que el 95% de la población se declara católica, están convencidos de que sus plegarias a la Virgen Negra, que llegó en 1382 proveniente de Bizancio o de Oriente, han permitido que se produzcan milagros. Jasna Gora es uno de los santuarios marianos más visitados de Europa por este mismo motivo.

Rezos por el Papa

Damian y Przemek, alumnos de bachillerato de la cercana localidad de Starachowice, se han acercado para pedir a la Virgen que les ayude con sus exámenes. Pero también rezarán por el Papa. "Es muy importante para nosotros. Es polaco", aseguran.

La aparición sorpresiva del Papa en la ventana del hospital Gemelli exaspera a Beata, que ha venido desde Varsovia a visitar este santuario al que Karol Wojtyla ha peregrinado seis veces desde que ocupa la silla de Pedro en el Vaticano. "Sería mejor que se preocupase por curarse en vez de salir al balcón para mostrarle a la gente que está vivo", señala.

Dos franciscanos, Rafal y Wojciech, que acompañan a un grupo de

discapacitados, no comparten este punto de vista. "Es muy importante que el jefe de la Iglesia demuestre que se puede combatir el sufrimiento. Eso da mucho valor a los discapacitados", dice.

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