Un siglo de prensa en Alicante

Los periodistas no tenían dinero ni para ser enterrados el día de su muerte, tampoco gozaban de una pensión garantiza y la mayoría compatibilizaban su trabajo de redactor con otros empleos. Así era el periodismo hace un siglo. Por eso, con una clara vocación "asistencial y benéfica", se creó la Asociación de la Prensa de la Provincia de Alicante en 1904.

Una historia "apasionante", plagada de anécdotas y personajes que ahora ha rescatado del olvido el escritor Enrique Cerdán Tato. Fruto de un año de intenso trabajo, de recopilación de la documentación, sacar a la luz anécdotas inéditas y poner en orden esos cien años de historia, es el libro De periodistas y periódicos. Historia de la Asociación de la Prensa de Alicante, editado con la colaboración de la CAM y que se presentó anoche.

Con la ayuda y el asesoramiento del historiador Francisco Moreno, Cerdán Tato repasa la historia del asociacionismo periodístico en la capital, "pero también de la provincia", asegura el cronista, que cita como ejemplo que el primer presidente de la Asociación, Juan Manuel Contreras, vivía en Alcoi, trabajó en El Serpis y luego dirigió El demócrata de Alicante. "La mayoría de los primeros socios eran poetas", recuerda Cerdán Tato, quien incide en destacar las diferencias del periodismo de aquella época con el actual. Así recuerda el caso del periodismo político, "cada partido, cada fracción y facción dentro de un mismo partido político tenían su medio de expresión que eran revistas y periódicos que se enzarzaban en unas virulentas luchas dialécticas", explica Cerdán Tato.

Más tarde, con la concentración capitalista de los medios de comunicación, nacen los diferentes géneros periodísticos y la especialización dentro de la redacción. Así había colaboradores que compaginaban su trabajo de maestro, notario, abogado o escritor con sus escritos literarios en la prensa, y estaban los "gacetillas", que cubría las crónicas diarias y "hacían de todo en la redacción", matiza.

La Asociación de la Prensa de Alicante, que fue de las primeras que se creó en España, nació con una intención asistencial y benéfica para atender las necesidades de periodistas en caso de muerte o enfermedad. "Así, una de las primeras actividades en las asambleas fue abrir un montepío para disponer de ahorros".

Cerdán Tato ironiza con que "las cosas no han cambiado tanto y el debate sigue abierto", ya que una de las cuestiones que ha preocupado a la profesión es determinar "¿quién es periodistas y quién no?". Así, durante años fue el Ministerio de Gobernación o los Delegados del Gobierno los que expedían los carnets de periodistas. Durante la dictadura de Primo de Ribera, según el autor del libro, en Alicante se hace "el mejor periodismo de todos los tiempos, con una gran agudeza para decir las cosas sin ofender al régimen". Otros episodios remarcables tienen como escenario algunos de los periódicos emblemáticos de Alicante, como La Hoja del lunes, La Gaceta de Alicante, o Arriba. Éste último fue editado por presos falangistas que habían salido de la cárcel. El libro de Cerdán Tato es una primera aproximación a una historia convulsa y apasionante como la de cualquier colectivo profesional que se precie.