Bush habla de libertad y tiranía en una plaza de Bratislava

George W. Bush se las arregló ayer para retomar su gran tema -la lucha por la libertad y contra la tiranía- en una de las plazas de Bratislava, en el corazón de Europa, y sobre todo en el corazón de la nueva Europa, con la que congenia el presidente norteamericano.

Viajando por el tiempo y el espacio, Bush estableció un paralelismo entre el intento de democratizar Irak, por una parte, y las recientes revoluciones democráticas en las repúblicas postsoviéticas de Georgia y Ucrania. El líder norteamericano no se paró aquí. Explorando en el pasado se refirió a la caída del comunismo en 1989 y, adentrándose en el futuro, pronosticó el mismo desarrollo para Moldovia, que celebra elecciones legislativas a principios de marzo, y Bielorrusia, en un tiempo indefinido.

Bush, que hablaba por la mañana ante una multitud de varios miles de personas, no solo estaba tomando posiciones ante Putin, con quien se entrevistaba por la tarde, sino que las tomaba también ante los dirigentes de la vieja Europa. El presidente se refirió a los riesgos que asume un pequeño país como Eslovaquia al enviar soldados a luchar a Irak. "Su ejemplo inspira a la gente recién liberada", dijo, y señaló que "una pequeña nación construida sobre una gran idea puede extender la libertad por todo el mundo".

Acontecimientos como la Revolución de las Rosas en 2003 en Georgia, y la Revolución Naranja, un año después en Ucrania, son, como la Revolución Púrpura de Irak, acontecimientos en la misma lucha contra la tiranía que sacó a los eslovacos a la calle en 1989 para luchar contra el comunismo, explicó.

Sus manifestaciones ciertamente no debían de agradar a los representantes rusos, que contemplan a sus vecinos postsoviéticos como un ámbito de su especial incumbencia. El público aplaudió, pero la mayor ovación se la llevó la declaración del presidente de facilitar los viajes de los eslovacos a Estados Unidos.