Proscritos de instituto
Una nueva generación de cineastas estadounidenses ha decidido darle la vuelta a las habituales películas de instituto, abandonando el relamido baile de fin de curso en el que sus protagonistas eran elegidos reyes de la fiesta, para posar su mirada en los proscritos colegiales. En la línea de Bienvenidos a la casa de muñecas (Todd Solondz, 1995), Academia Rushmore (Wes Anderson, 1998) o la estrenada en el reciente festival de Berlín Thumbsucker (Mike Mills, 2005), Napoleon Dynamite se ocupa del esquinado héroe anónimo al que la aristocracia adolescente hace la vida imposible cada mañana.
Basada en Peluca, un corto anterior con el mismo personaje como protagonista (una operación creativa que ya practicó Wes Anderson al convertir en el largo de debut su cortometraje Bottle Rocket), la ópera prima de Jared Hess revela el lado oscuro del sueño americano con una evidente mala baba. A través de una sencilla planificación que sólo se sale de la norma con unos zooms de corte cómico, Hess muestra un retrato muy crítico con la sociedad pero muy cariñoso (sin llegar a la condescendencia) con sus criaturas. Sus largos planos fijos, acompañados de una música tan ingenua que parece fabricada en el sintetizador de casa en apenas unas horas, dejan traslucir un desolado paisaje rural tan feo como aburrido mientras que su tono es deliberadamente candoroso (en ocasiones demasiado).
NAPOLEON DYNAMITE
Dirección: Jared Hess. Intérpretes: Jon Hedder, Jon Gries, Efren Ramírez, Tina Majorino. Género: comedia. EE UU, 2004. Duración: 86 minutos.
Napoleon Dynamite se convirtió en uno de los fenómenos cinematográficos del pasado año en Estados Unidos gracias a esa visión esperanzadora con la que se demuestra que no siempre la reina del instituto es la que tiene interés informativo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.