Sandra Dee, ídolo del espíritu 'teenager'
La actriz estadounidense Sandra Dee, una de las principales estrellas de las películas dirigidas a los adolescentes en los primeros años sesenta y ex esposa del también fallecido cantante Bobby Darin, murió ayer en un hospital de Los Ángeles a la edad de 63 años, según comunicó su hijo Dodd Darin a la cadena de televisión CNN. La actriz se encontraba en tratamiento a causa de los serios problemas de salud que le ocasionaba una grave enfermedad renal.
De nombre auténtico Alexandra Zuck, nació en 1942 en Bayonne, Nueva Jersey, y trabajó como modelo infantil e intervino en numerosos anuncios televisivos antes de debutar en el cine en el año 1957, en un filme bélico titulado Mujeres culpables, que dirigió un Robert Wise aún no consagrado.
Aunque sólo un año después se puso a las órdenes del gran Vincente Minnelli en la comedia romántica Mamá nos complica la vida, Sandra Dee deja tras de sí una irregular carrera que nunca terminaría de despegar.
Participó en un total de 28 películas, pero siempre será recordada por su limpia y muy norteamericana imagen teen, que la hizo reconocible para el gran público en 1959, con sólo 17 años, al protagonizar la película Gidget, dirigida por Paul Wenkos, en la que su imagen ingenua y virginal se movía entre maravillosas playas, grandes olas y chicos bronceadísimos.
Su trabajo pareció tomar un rumbo más serio cuando vivió su gran momento como actriz, ese mismo año, de la mano del maestro Douglas Sirk, quien la incluyó en el reparto de la inolvidable Imitación a la vida para interpretar un personaje, el de la hija de Lana Turner, que había sido rechazado por Natalie Wood.
El nombre de Sandra Dee se encuentra unido de manera ineludible al del cantante y actor Boby Darin, con quien contrajo matrimonio en 1960. El ídolo de la música popular, que precedió a Elvis Presley, y la que era por entonces la actriz favorita de qualquier adolescente que se preciase de serlo, formaron la pareja de moda perfecta.
Sin embargo, se divorciaron en 1966, aunque la actriz siempre continuó refiriéndose al cantante como el único amor de su vida. Juntos compartieron pantalla en tres ocasiones: Cuando llegue septiembre, de Robert Mulligan, en 1961; Una esposa para dos, de Henry Levin, en 1962, y Trampa para un soltero, de Richard Thorpe, en 1965.
Tras su ruptura con Darin su carrera sufrió un serio retroceso. A la frustración sentimental le acompañó el abandono de su aspecto adolescente. Dee ya no era una jovencita y no supo encauzarse hacia personajes de mayor envergadura.
Como ha sucedido de manera habitual con muchas otras estrellas en declive, encontró refugio en producciones televisivas, donde su presencia fue casi habitual; la gran pantalla sólo la volvería a acoger en contadas ocasiones, y siempre en películas menores y de bajo presupuesto, indignas de su antiguo estatus de estrella popular, como El horror de Dunwich, de David Haller (1970). Su último filme fue el olvidable drama Lost, dirigido por Al Adamson en 1983.-
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