Un coloso en Benidorm

Dice con cierto orgullo José Cerdá, subjefe de bomberos en Benidorm, que su ciudad está sólo por detrás de Manhattan en el número de rascacielos por metro cuadrado. Benidorm es la ciudad con más torres de España, donde se asientan más de 130 edificios altos, de los que 11 superan los 100 metros y cuatro están entre los 10 más altos de España. Uno de ellos, el que corresponde al Gran Hotel Bali, es actualmente el más alto de España, con sus 210 metros de altura, (50 más que la Torre Picasso en Madrid), sus 52 plantas y sus 776 habitaciones. Es el hotel más alto de Europa.

El hotel Bali tiene varias ventajas sobre el edificio Windsor. Una es que se inauguró en el otoño de 2001. Otra, que se trata de un hotel, luego ha de cumplir con una ordenanza mucho más estricta en materia de incendios. El Bali tiene además otra singularidad: se construyó poco a poco (tardó en terminarse 14 años, 9 meses y 15 días) con el dinero que fue ahorrando su propietario, Joaquín Pérez Crespo, quien, antes de dedicarse a la hostelería, trabajó como arquitecto por más señas. Así que el Bali se hizo con una proporción de hormigón muy elevada. Inaugurado unas semanas después del atentado de las Torres Gemelas, su arquitecto pudo alardear de que, en un caso parecido, el Bali no se habría derrumbado.

Una columna seca recorre el edificio de arriba abajo: es una tubería para uso exclusivo de los bomberos que tiene tomas en cada planta

En noviembre de 1996, en Hong Kong, 39 personas fallecieron al arder el edificio Garley, de 16 plantas. Carecía de sistemas contraincendios

Sus entrañas reflejan una proporción elevada de mecanismos anti-incendios. El Bali dispone de cuatro superficies técnicas, intercaladas entre las plantas del edificio, donde se acumulan depósitos de agua, tanto para abastecer los 2.500 aspersores que pueblan el inmueble (siempre uno en cada habitación) como los sistemas de agua caliente y aire acondicionado. En cada una de dichas plantas se almacenan 30.000 litros de agua. La última planta técnica está situada justo en la parte más alta del edificio. El sistema se completa con un depósito que contiene 1.300.000 litros de agua en el sótano. Una columna seca recorre el edificio de arriba abajo: es una tubería para uso exclusivo de los bomberos, que tiene tomas para mangueras en cada planta. Cada planta es susceptible de dividirse en dos por una puerta corredera de acero. Dos mil detectores de humos rodean todos los rincones del edificio. Las cortinas de cada habitación son ignífugas; las puertas son del tipo RF120, con un alto grado de resistencia al fuego, y el cableado eléctrico es del mismo tipo del que se instaló en el túnel del Canal de la Mancha. En caso de emergencia sus nueve ascensores descienden y quedan para uso de los bomberos.

Benidorm, sin embargo, no es sólo el hotel Bali. Aunque una parte de los edificios altos fueron construidos durante el boom turístico de los setenta, los responsables del cuerpo de bomberos entienden que hay una diferencia entre los hoteles y los apartamentos. "En líneas generales, los hoteles están bien preparados, y en otro tipo de edificios se han ido haciendo mejoras, con subvenciones a fondo perdido, pero aún queda trabajo por hacer", dice el responsable de bomberos. Las mejoras en los hoteles se deben también a las exigencias de los operadores turísticos. "Sus técnicos revisan cada poco tiempo el hotel y nos obligan a hacer mejoras", explica un director. "Sinceramente, son más profesionales que los técnicos municipales. Y en este sector está muy claro: o haces lo que ellos te piden o no te mandan turistas".

El principal punto negro del sistema, tanto en Benidorm como en casi todas las grandes ciudades españolas, está en los planes de emergencia. Edificios de este calibre, tanto si son hoteles como inmuebles de oficinas, deben contar con un plan de emergencia. Y para que sea realmente eficaz, debe haber sido ensayado con alguna frecuencia. ¿Se hacen simulacros? La respuesta unánime de los expertos es que no. Y en el caso de Benidorm éste es un hecho contrastado. "Todo el mundo ha visto en un hotel un plano en la puerta con el itinerario más próximo a una salida de emergencia", explica un jefe de bomberos. "En un caso real, ¿cuál sería la respuesta? Aquí es donde fallamos. Yo he hecho alguna prueba y puedo decir cómo una persona que lleva 15 años trabajando en un edificio y que lo conoce como la palma de su mano, en una situación de estrés, con algo de humo entre medias, ha sido incapaz de orientarse". "En el extranjero es frecuente que se hagan simulacros", reconoce el jefe técnico de un céntrico hotel de Benidorm. "Se nota, en ese sentido, mucha diferencia entre un extranjero y un español. Los españoles no están habituados a esos ejercicios".

Juan Sánchez es el encargado técnico del hotel Bali. El próximo lunes, el hotel hará su primer simulacro de evacuación. Habrán pasado tres años desde su inauguración. ¿Casualidad o tiene algo que ver lo sucedido en el edificio Windsor? "Estaba previsto hace dos meses", responde Sánchez. "La verdad es que tendríamos que haberlo hecho hace tiempo".