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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Daniel en el foso de los leones

Cinco años después de haber sido protagonista de una voluminosa biografía autorizada a cargo de Pilar Urbano (El hombre que veía amanecer, Plaza & Janés, 590 páginas), Baltasar Garzón cuenta sin mediaciones en este libro sus experiencias profesionales y replica de paso a sus detractores. La forma epistolar le proporciona el recurso narrativo de hacer a sus hijos destinatarios de las cartas; una inevitable ingenuidad literaria marca las efusiones poéticas y los relatos metafóricos intercalados en una prosa donde son visibles las huellas de la práctica forense.

La designación en 1988 como titular del Juzgado número 5 de la Audiencia Nacional marcó de manera indeleble el destino de Garzón. Los sumarios que ha instruido en ámbitos tan cargados de implicaciones como el terrorismo, el crimen organizado, la guerra sucia, los delitos financieros, el narcotráfico y la responsabilidad de los dictadores pusieron a prueba su capacidad jurídico-técnica para desenredar complicadas madejas, su arrojo personal para afrontar amenazas y su fortaleza moral para soportar campañas difamatorias.

UN MUNDO SIN MIEDO

Baltasar Garzón

Plaza & Janés. Barcelona, 2005

424 páginas. 18,90 euros

Las investigaciones de Garzón sobre la guerra sucia librada contra ETA con ayuda de los aparatos estatales entre 1983 y 1987 (la etapa anterior a 1976 quedó borrada por la amnistía y el periodo bajo el mandato de UCD fue objeto de una pasiva atención judicial o se benefició de la prescripción) encontraron todo tipo de resistencias oficiales; las sentencias que condenaron a los responsables de varios atentados cometidos en Francia y del secuestro de Segundo Marey (incluidos en este caso un ministro del Gobierno y un secretario de Estado) mostraron, sin embargo, la solidez e imparcialidad de su labor instructora.

En lo que a la persecución de ETA se refiere, Garzón hizo mucho más que ordenar detenciones, dictar autos de procesamiento y cerrar sumarios: diseñó también las líneas maestras para desmontar el tinglado operativo, financiero y planificador de una organización terrorista polimorfa instalada a la vez en niveles ilegales, alegales y legales. Garzón tampoco se limitó a ser el eficaz instructor de algunos célebres sumarios de narcotráfico; ha puesto igualmente su prestigio al servicio de campañas preventivas del consumo de drogas. Finalmente, la perseverancia de Garzón para conseguir la extradición de Pinochet a fin de enjuiciarle en España por sus crímenes puso en marcha la cadena de acontecimientos que haría posteriormente posibles las acciones contra el dictador en Chile.

El paso de Garzón por el Congreso en 1993-1994 como diputado independiente en las listas del PSOE fue tan fugaz como decepcionante; algunas referencias del libro permiten entrever, sin embargo, que hoy mantiene relaciones amistosas con Felipe González. Las críticas de Garzón a la implicación española en la guerra de Irak le valieron una taimada represalia del Gobierno de Aznar, instrumentada con mezquindad y rencor por la actual mayoría del Consejo del Poder Judicial: su candidatura para presidir la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, como digno sucesor de Siro García, fue arbitrariamente rechazada.

Pero Garzón no sólo merece

reconocimiento por su coraje moral y por su rectitud personal para combatir el crimen y enfrentarse con el poder. Tanta o mayor bravura requiere el valiente ajuste de cuentas que realiza en este libro con quienes se amparan bajo la libertad de expresión para hacer negocios, extorsionar a las instituciones, injuriar impunemente al prójimo y satisfacer ambiciones personales. La gran estrella de ese agujero negro del amarillismo periodístico es una "determinada persona" que actúa siempre como "aprendiz de Rasputín" y pretende ahora ("aviso a los navegantes, presidente del Gobierno", advierte Garzón a Zapatero) utilizar con los socialistas la misma estrategia combinada de adulación y chantaje seguida antes con Aznar; ningún observador atento de la política española tardará más de un segundo en identificar a ese bribón.

El juez Baltasar Garzón (Torres, Jaén, 1955).
El juez Baltasar Garzón (Torres, Jaén, 1955).

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