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Reportaje:

La resurrección de Mitterrand

Un juicio, el estreno de una película y una novela redescubren a los franceses la figura del último monarca republicano

Nueve años después de su muerte y diez desde que dejara la presidencia de Francia, François Mitterrand protagoniza una resurrección. Para lo bueno y para lo malo. A finales de diciembre pasado se abrió el juicio sobre las escuchas organizadas desde el palacio del Elíseo para hurgar en las vidas privadas de un buen número de franceses sospechosos, según dicen ahora los fontaneros que se sientan en el banquillo de los acusados, de vinculaciones "terroristas" o de ser un peligro para la seguridad del Estado. En el otro lado, el miércoles se estrenó la película Le promeneur du Champ-de-Mars (El paseante del Campo de Marte), de Robert Guédiguian, basada en el libro de George-Marc Benamou Le dernier Mitterrand, en la que el actor Michel Bouquet encarna de forma magistral al último monarca republicano en su crepúsculo.

Los jóvenes son quienes mejor imagen tienen del único presidente socialista que ha tenido la V República, de cuya trayectoria más del 60% de los franceses hacen un balance positivo. Descubren en él una grávitas que ya no se encuentra entre los políticos del nuevo milenio. Una escena en el filme de Guédiguian lo define perfectamente: en las escalinatas del Elíseo, a punto de cruzar el dintel de la puerta, el presidente se vuelve hacia el joven periodista que escribe su biografía. "Soy el último", le dice con media sonrisa irónica, "ya no habrá más como yo". Mitterrand, que lucha contra la muerte para arrancarle, día a día, el tiempo necesario para acabar su mandato en pie, sabe que la mundialización, la construcción europea y el viento de la historia han supuesto la extinción de los políticos que realmente poseían y ejercían el poder en mayúsculas y con todos sus atributos. "Detrás de mí ya sólo habrá contables", sentencia antes de subirse al coche oficial.

Pese a la supuesta traición al programa común de la izquierda que le llevó al poder en 1981, Mitterrand sigue siendo el héroe de la izquierda y de las clases sociales más desfavorecidas. Un 81% de los simpatizantes de izquierdas hacen un balance positivo de su mandato, por un 54% de los conservadores. Una cifra que, a buen seguro, sorprendería al propio Mitterrand, que se define como un pequeño burgués de provincias, eso sí, muy preocupado por el recuerdo que dejaría a la posteridad y convencido de que el odio que le profesaba la derecha - "que cree que el poder le pertenece por derecho natural"- tenía su origen en su condición de traidor, en tanto que por su origen familiar él mismo era "uno de ellos".

"Esteta del poder para unos; artesano del cinismo para otros", titulaba el diario conservador Le Figaro al analizar su figura y los resultados de la citada encuesta. La derecha le odió por haber llevado a la izquierda a la máxima instancia de la República, por haber hecho posible la alternancia, y la izquierda no olvida que pronto archivó el programa que debía construir en Francia el sueño igualitario y rápidamente asumió maneras de político hábil y marrullero, permitiendo incluso un largo rastro de corrupción en su Administración.

Esta reaparición del presidente en versión de anciano enfermo y frágil que se acerca a la muerte y reflexiona sobre ello -una recreación genial del actor Michel Bouquet- ha servido también para que la sociedad francesa descubra otras caras de este personaje a quien era difícil arrancarle una sonrisa. El que fuera uno de sus íntimos amigos desde la juventud, el ex ministro de Exteriores Roland Dumas, que el filme dibuja como una sombra permanente en la antecámara del presidente, planteaba una queja respecto al trabajo de Bouquet: "Sonríe demasiado".

Lo que parece seguro es que el fantasma de Mitterrand no se desvanecerá en los próximos meses. De momento, el siguiente capítulo no es otro que la publicación, antes de fin de mes, de la novela de la hija que mantuvo oculta hasta el último momento. Mazarine Pingeot ha escrito un libro titulado Bouche cousue (Boca cosida) evocando la memoria de su padre.

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François Mitterrand, durante unas vacaciones en Bretaña en el año 1994.
François Mitterrand, durante unas vacaciones en Bretaña en el año 1994.ASSOCIATED PRESS

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