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MÚSICA

Los niños cantores de los vallenatos colombianos

Dicen los expertos que el origen del vallenato, música representativa del folclore colombiano, se remonta a aquellos años en los que Valledupar, la tierra que vio nacer este ritmo popular, era una especie de pueblo feudal con la impronta inevitable del reino español. Por esas tierras deambulaban una suerte de juglares, peones, hombres que iban de caserío en caserío cantando las vivencias, los amores y desamores de su gente y que después, con el paso de los años, se convertirían en lo que hoy es el vallenato.

Los juglares del siglo XXI tienen nombres como Romario, Deimer y Breiner. Sus edades oscilan entre 8 y 14 años y forman parte de la agrupación Los Niños del Vallenato, un conjunto de 13 chavales que va por el mundo entonando las canciones más emblemáticas de este ritmo colombiano.

Ayer desembarcaron en Madrid, en la Casa de América. Venían de una gira por Berlín, París, La Haya y Barcelona. Y también eran la representación cultural de Colombia en la visita de Estado del presidente Álvaro Uribe que tuvo que ser cancelada por los quebrantos de salud del primer mandatario.

A golpe de acordeón, caja (especie de tambor pequeño hecho artesanalmente del tronco hueco de los árboles secos) y guacharaca (un instrumento indígena), Los Niños del Vallenato interpretaron un amplio repertorio que conmovió a los colombianos presentes en el recinto. Los miembros de este grupo son prodigios de la música y en la mayoría de los casos pertenecen a humildes familias donde el vallenato se extiende de generación en generación. Todos han obtenido un reconocimiento en el Festival de la Leyenda Vallenata, un gran acontecimiento que cada año congrega en Valledupar a los mejores de este género.

El benjamín, Breiner, de nueve años, no sabe lo que significa la palabra juglar. Pero sueña con convertirse en otro Rafael Escalona, el más grande compositor colombiano que ayer, en primera fila, observaba cómo los chavales interpretaban las canciones que lo convirtieron en un ídolo.

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