"Con el actual modelo de la UE sólo unos cuantos pueden producir"
Frente a un sector minoritario de su propia organización y las críticas de sus adversarios políticos, el líder del Bloque Nacionalista Galego (BNG), Anxo Quintana, de 44 años, defiende el rechazo a la Constitución europea como una cuestión de "principios y credibilidad".
Pregunta. ¿En el no del BNG qué pesan más, las convicciones nacionalistas o su posicionamiento en la izquierda?
Respuesta. Es sobre todo un compromiso ético, por valores y principios. Este Tratado se ha hecho a espaldas de los ciudadanos. No se debe a los pueblos, sino a los Estados y a los mercados
P. ¿Sus demandas nacionalistas serían inviables con este tratado?
R. Tampoco decimos rotundamente que en esta Europa no tenemos nada que hacer, porque eso está muy lejos de lo que pensamos, pero no es lo más beneficioso para Galicia. Y no constituye, como se dice, un punto de salida. Es un punto de llegada de un proceso de construcción europea que obedece a un modelo económico y social en el que sólo unos cuantos pueden producir y los demás debemos conformarnos con ser consumidores. Ese modelo que consagra el Tratado ha traído importantes perjuicios a sectores básicos de la economía gallega. Y tampoco podemos aceptar que se den pasos atrás en el reconocimiento de derechos individuales.
P. La entrada en la UE también permitió a Galicia recibir fondos comunitarios.
R. Quienes dicen que hay que abrazar este tratado porque Europa nos manda dinero tienen una visión acomplejada de Galicia, como si fuera un país eternamente subsidiado, de tercera categoría, sin derecho a opinión y que sólo puede dar las gracias por la caridad recibida.
P. Sus adversarios presentan este no como un resabio antieuropeísta
R. Los galleguistas históricos se carteaban con los más destacados intelectuales europeos y ya hablaban entonces de una Europa mejor y entre iguales. El BNG nunca ha estado en contra de Europa como un espacio político y de convivencia. Ahora hay quien nos dice que hemos equivocado la estrategia. ¿Es que la única estrategia posible consiste en decir lo que manda el pensamiento único? ¿Es ésa la regeneración democrática que pretende la izquierda? Lo que tendría un coste político sería decir lo contrario de lo que pensamos.
P. Aunque minoritario, en el BNG hay un sector que en los debates internos propugnó el sí.
R. Yo estoy muy satisfecho del proceso de discusión que se dio en el BNG sobre un tema tan controvertido, en el mejor estilo europeo de pluralismo, democracia, transparencia y participación. Los que piden el sí y se les llena la boca hablando de Europa no fueron capaces siquiera de explicárselo a su militancia.
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