Raíces y trazos
Destaca sobremanera la excelente mano para la acuarela que atesora el pintor José María Mezquita (Zamora, 1946). Lo prueba en la galería bilbaína Juan Manuel Lumbreras (Henao, 3). Ha tomado principalmente como modelos un sinnúmero de tiendas, almacenes y trastiendas de su ciudad (parece evocar que la niñez sea en la ciudad una fábula de tiendas y de calles). En primera instancia se ve que ha dedicado muchas horas de elaboración a la hora de dibujar con precisión cada tema. La posterior la acción de pintar a la aguada se ha desarrollado de manera suelta, trazada con ágil destreza, además de primoroso vigor, no exento de intuición azarosa.
Es posible que el mejor arte de Mezquita se dé cuando cada uno de los dos estilos busca imponerse al otro. Dos protagonistas: el dibujo preciso frente a la aguada suelta. Hasta podía hablarse del realismo para el primero y de abstracción o, mejor, semi abstracción para la segunda. Eso para los temas de las tiendas. En cuanto a los temas de las raíces, que es motivo de sus últimas pesquisas, ahí existe una clara tendencia a acercarse a la abstracción. Es cierto y evidente que para el propio Mezquita lo que pinta son inequívocamente raíces, en tanto para nosotros nos llegan como fragmentos de arabescas abstracciones.
Advirtamos que en la exposición hay piezas de gran formato. Y la advertencia tiene su razón de ser al señalar que en la especialidad de la acuarela cuanto más grandes sean los formatos, tanto más dificultades técnicas entraña su ejecución.
A un lado los aspectos procedentes, tanto de los realismos y abstracciones, como de tiendas y raíces, lo que se alza por encima de todo es la manera de plantarse frente a sus modelos. El artista pone todo su ser en el empeño. No existe otro mundo fuera del que habita en aquello que pinta. Lo demás es polvo y tiempo, rayo y penumbra, orilla ilustre o furor pasajero. Encuentro en un aviso del escritor R. L. Stevenson acomodo a esa manera de ser del artista zamorano: "Si un hombre ama cualquier oficio sin preguntarse por el éxito o la fama, es que los dioses le han llamado".
Aprovechando la visita a esta exposición, se recomienda pasarse por la planta baja de la galería. Allí encontrarán un ramillete de óleos, guaches, litografías, aguafuertes y serigrafías del pintor catalán Antoni Tàpies. En esta pequeña muestra, Tapies hace presencia de nuevo su personal lenguaje de herméticos signos y ennegrecidas materias, unas veces y otras más luminosas, más siempre generadoras de vital dramatismo.
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