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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Zapping

Risa tonta

Hay tanto humor en televisión que cuesta orientarse. El catálogo de risas en oferta va desde la chabacanería compulsiva a la carcajada histérica, pasando por el chiste verde, negro, blanco, la toma falsa auténtica y la falsa toma falsa o la oratoria brillante.

Risa

A veces, para que el espectador identifique que se trata de un programa de humor, la banda sonora se convierte en una caótica mezcla de efectos sonoros, acentos, carcajadas de lata y una locución distorsionada con intenciones cómicas. ¿De qué clase de humor se trata? Christopher Hitchens, exagerado activista del pensamiento moderno, quizá tiene la respuesta: "No es cierto, como afirman algunos optimistas, que el humor es esencialmente subversivo. Puede ser una referencia a lo conocido y a los tópicos, un modo de tranquilizar por la vía de la hilaridad compartida".

Estereotipos

Motivos personales (Tele 5) reúne todos los elementos del thriller, pero ordenados a lo bestia. Los estereotipos del género se van acumulando: un cadáver por capítulo, indicios, sospechosos que no son culpables, inocentes culpables y un entorno de corrupción empresarial y familiar. La protagonista es una periodista televisiva, interpretada por Lydia Bosch, estrella de un programa en plan 7 vidas, 7 noches. Su parentesco político con los propietarios de unos importantes laboratorios, lugar del primer crimen, le lleva a un conflicto moral entre la ambición y la lealtad al clan. Inventario de recursos: soluciones inverosímiles para deshacer nudos narrativos, adulterio, chantaje, envidia profesional masculina y femenina y una sucesión de problemas que alimentan la comprensible angustia de Bosch.

Sospecha

Siguiendo la tradición narrativa de "nada es lo que parece", los sospechosos desfilan enmarañando el argumento para adular al detective que todos llevamos dentro. ¿Quién es el asesino? ¿El marido de Bosch, acusado de un asesinato que no ha cometido? No: en el segundo capítulo ya ha aparecido muerto. La respuesta a esa pregunta sólo mantiene parte de la expectación. El resto recae en conflictos paternofiliales, y en ese gusto, tan manido en series de risa y llanto, por repartos corales que generen identificaciones transgeneracionales. Pese a la precipitación del arranque, los tentáculos de este thriller-melodrama van abrazando la primaria curiosidad del espectador. Si se hace la vista gorda al efectismo del juego de hipótesis y pretensiones visuales ideadas para resolver los enigmas, el espectador siente que, a lo tonto a lo tonto, se va quedando enganchado a una trama tan inverosímil como adictiva. Y, para terminar, una constatación sobre el panorama televisivo de las últimas semanas: abundan cada vez más los anuncios de colchones y de créditos inmediatos. Deduzco, pues, que estamos cada vez más cansados y arruinados, dos síntomas nefastos para nuestra economia.

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