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Entrevista:SALVADOR HARO GONZÁLEZ | Premio de Investigación Pablo Ruiz Picasso

"Los críticos veían la cerámica de Picasso como cachivaches de su vejez"

Salvador Haro González (Granada, 1968) estaba dando clase en la Escuela de Arte de Málaga cuando el pasado martes se enteró de que su trabajo La creación pictórica en la cerámica de Pablo Picasso había sido galardonado con el Premio de Investigación que lleva el nombre del pintor. El galardón, dotado con 12.000 euros y la publicación del trabajo, fue convocado este año por primera vez por la Fundación Picasso Museo Casa Natal, dependiente del Ayuntamiento de Málaga. Haro, doctor en Bellas Artes, ha dedicado casi 11 años a esta investigación de 348 páginas, en la que profundiza sobre el relevante papel que la cerámica juega en la obra del genial pintor malagueño, pese a las reticencias de la crítica.

"Ya en Málaga, el pintor conocía varios talleres de alfareros cerca de su casa"
"No se puede entender el conjunto de una obra si se deja atrás una parte"

Pregunta. ¿Por qué cree que se ha minusvalorado la faceta como ceramista de Picasso en el conjunto de su obra?

Respuesta. Por la tradición relacionada con este material. Desde siempre se ha visto la cerámica como un instrumento utilitario, lo que se ha entendido siempre como artes menores. Eran unas divisiones de las artes que se hacían sobre todo en el siglo XIX, donde todas estas cuestiones artísticas que tenían una utilidad no eran consideradas verdadero arte. Aún hoy no hemos conseguido sacudirnos del todo esa falsa percepción. La cerámica es un material, y lo que tú hagas con él es lo que lo convierte en un instrumento artístico o no. Puedes pintar cosas al óleo que sean totalmente utilitarias y que no tengan ningún valor artístico. Desde hace muchos años se admite que se puede hacer arte con basura o desechos, y sin embargo, aún tenemos en el subconsciente colectivo la imagen de la cerámica como una cuestión menor. Tanto es así que antes de 1985 los grandes tratados sobre Picasso apenas si dedicaban unas líneas a su trabajo en cerámica, y algunos ni eso.

P. ¿Cómo se acerca Picasso a la cerámica? ¿Quién le lleva a interesarse por esta disciplina?

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R. Es una historia bastante larga. Algunos que han investigado aseguran que llegó casi por casualidad, pero no es así. Ya en Málaga, en su infancia, Picasso conocía cerca de su casa varios talleres de alfareros, y su tío había hecho algo de cerámica en Granada. Pero es cuando llega a París en 1901 y toma contacto con Paco Durrio, un ceramista vasco que había trabajado con Paul Gauguin, cuando Picasso comienza a interesarse por este material. En 1929 ya hay constancia de varias piezas suyas que hoy se exponen en el Museo Picasso de París. En 1946, quizá por azar, descubre una feria de artesanos cerca de donde él vivía en el sur de Francia, y comienza a despertársele de nuevo ese gusanillo y ese interés hacia esta disciplina. Creo que ese interés obedece a que en la cerámica descubre una serie de posibilidades plásticas que estaban lejos de poderse alcanzar con otros procedimientos que él utilizaba más a menudo, como el grabado o la pintura.

P. ¿Qué valores formales y plásticos reúne la creación pictórica en la cerámica picassiana? ¿Difieren del resto de su obra?

R. No son radicalmente distintos, porque todo su trabajo en cerámica es heredero de su propia tradición artística. Él era ya un pintor con casi 65 años y ya había forjado su lenguaje plástico. Pero la cerámica tiene un procedimiento muy diferente a la pintura. Por ejemplo, para pintar en cerámica lo haces con colores que son distintos antes que después de cocer la pieza, así que para establecer las relaciones cromáticas se requiere otra técnica que para pintar al óleo, donde se establece un diálogo más directo. Es como una especie de juego, una cosa mágica en la que esperas a que se cueza para ver lo que ha salido y creo que esta incertidumbre es lo que cautivó a Picasso, ese quehacer del azar y del juego en la cocción y en el resultado cromático final.

P. Usted defiende que la obra cerámica de Picasso está a la altura de la pictórica. ¿En qué se basa?

R. Entiendo que es una obra de igual importancia, paralela. El Picasso tardío, a partir de 1947, tras su dedicación plena a la cerámica, no lo podemos entender si no entendemos antes sus cerámicas. Las cosas que él hace luego en pintura durante otros 27 años tienen su base creativa en procesos que surgen en la cerámica. Toda la obra de Picasso está profundamente imbricada entre sí. Por eso considero que ha sido un gran error de la crítica tradicional el haber abandonado esta parte. No se puede entender el conjunto de una obra si se deja atrás una parte.

P. Esa crítica tradicional de la que habla, ¿cómo catalogaba esta faceta del pintor?

R. Pues más o menos como que eran los cachivaches de la vejez de Picasso. Un poco como una especie de divertimento pasajero, pero realmente el gran valor de Picasso fue demostrar lo contrario. Picasso ya era muy famoso en aquella época y motivó con su dedicación a la cerámica que muchos pintores llegados de todas partes se interesasen también por ella. Si Picasso lo hacía es que algo bueno tenía que haber. Realmente fue Picasso quien empezó a meter en valor como disciplina artística con mayúsculas este material.

P. ¿Qué datos novedosos aporta su investigación sobre la obra de Picasso?

R. Algo importante es que ofrece la posibilidad de acceder de forma ordenada y clasificada a muchas ideas, argumentos y declaraciones que aparecen dispersos por revistas especializadas de distintos países a lo largo de 50 años. Pero entiendo que la aportación principal son las relaciones que establezco con el resto de su obra, cómo no sólo la cerámica bebe de su pintura o grabados, sino también al revés, y todo mediante numerosos ejemplos.

P. ¿Qué le supone haber recibido este primer premio de la Fundación?

R. Una gran alegría. Aparte del dinero del premio, lo más importante es que van a publicar el trabajo. Y también el reconocimiento al esfuerzo que he invertido en esta investigación. En el país en el que vivimos normalmente estas cosas no suelen ocurrir; es raro que se reconozca la labor de una persona que ha dedicado casi 11 años a un trabajo como éste. Por eso es muy satisfactorio. Y que encima te lo publiquen, pues es para darse con un canto en los dientes.

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