Una veintena de especialidades para amantes de la pizza
Cada mediodía, a partir de las 13.30, comienzan a llegar los primeros comensales. Una hora después el local se llena a rebosar y los clientes se agolpan en la puerta. Poco importa, la rotación es rápida y el movimiento de mesas bastante fluido. En poco tiempo, este restaurante italiano, que pertenece a una franquicia desarrollada en Inglaterra, ha conseguido un éxito sin precedentes. Su secreto no consiste sólo en el equilibrio de su menú del mediodía (10 euros), sino en la aceptable calidad de sus platos, que se agrupan en cuatro bloques: entrantes (antipasti), pizzas, pastas y postres. Todos muy aparentes y fieles al nuevo diseño que ahora afecta a la comida italiana, que, con sólo actualizar la estética, consigue que sus recetas parezcan otra cosa.
Pizza Marzano
Serrano, 45. Madrid. Teléfono 915 75 56 94. No cierra ningún día.
Se puede empezar con un amplio surtido de ensaladas. Entre ellas, la caprese, una de las mejores, a base de tomates secos, queso mozzarella y salsa pesto. O con la niçoise, en la que intervienen tomates frescos, atún y lechuga, a la que perjudica un mal vinagre. Detrás de la barra, tres cocineros preparan a la vista la mayoría de los platos, incluidas las pizzas. Por ejemplo, la de cuatro quesos, la de peras y gorgonzola o la típica margarita, con mozzarella y salsa de tomate. Tres ejemplos de un listado que supera la veintena de variantes. Para abrir boca o acompañar los platos se ofrecen sugerencias seductoras, como el pan de ajo, los panecillos en tamaño mini a las tres salsas, la focaccia al aroma de hongos y las bruschettas, tostadas que se cubren de tomate picado, cebolla y ajo.
Sin duda el capítulo más flojo de la casa -¡qué paradoja!- son los platos de pasta. Aunque ninguno desentona, tampoco dan la talla. Se quedan algo cortos los ravioles rellenos de queso ricota y espinacas, y también los canelones de espinacas. Lo mismo que los trofie a la carbonara, en los que se echa en falta el sabor ahumado de la panceta. La lista de vinos es raquítica y apenas alcanza para salir del paso. En cambio, el café, de gusto italiano, es bueno; la cerveza Peroni, armónica, y la grappa de sobremesa, interesante. Para animar las noches, los lunes y miércoles, música de jazz en vivo.
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