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Reportaje:

La educación sigue siendo el gran reto

Portugal necesita urgentemente mejorar la cualificación de su mano de obra para poder competir en un mundo globalizado

"Uno de los más serios problemas relacionados con el proceso de recuperación de la economía portuguesa es el bajo nivel educativo de su mano de obra", según varios documentos de la Comisión Europea, que considera la educación "el gran reto" luso y recomienda sistemáticamente a Portugal, en sus informes sobre las Grandes Opciones de Política Económica (GOPE), mejorar "la eficiencia" del sistema de enseñanza e invertir más en la formación de sus trabajadores.

El 25% de los portugueses eran analfabetos en 1974. Hoy, todos los niños van a la escuela y el 9% que sigue sin saber leer forma parte de los grupos más viejos de la sociedad. Hace 10 años, el 12% de los estudiantes con menos de 15 años abandonaba los estudios antes de cumplir la enseñanza obligatoria. Hoy esa tasa ronda el 2%. En 30 años, Portugal dio un enorme salto, pero sigue siendo insuficiente, como demuestran las cifras de todos los estudios, que colocan a Portugal en los últimos lugares de Europa y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE).

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El 65% de los portugueses entre 24 y 35 años -que estudiaron después del fin de la dictadura, en 1974- sólo cumplió la enseñanza básica o menos, cuando la media de los países de la OCDE es del 22%. Y sólo el 20% de este mismo grupo acabó el bachillerato (la media de la OCDE es del 49%). A nivel superior, sólo el 9% de la población potencialmente activa (entre 25 y 64 años) tiene formación universitaria, muy lejos del 23% de la media de la organización. El abandono escolar precoz es del 45%.

"El problema grave con que nos enfrentamos es el de la enseñanza secundaria superior (16-18 años). Ha habido una disminución de matrículas y un abandono del 25% a los 16 años. Es aquí donde tenemos que actuar, bajando el abandono y el fracaso y apostando en la evaluación exigente de las escuelas, de los alumnos y de los profesores", afirma Guilherme de Oliveira Martins, ex ministro de Educación y de Hacienda durante el mandato del socialista António Guterres, que defiende que debe ser incentivada "la enseñanza profesional, artística y tecnológica en secundaria", donde hay más éxito escolar y, también, más sintonía con el mercado del trabajo.

Pese al bajo número de licenciados, hay mucho desempleo de jóvenes con formación superior, fruto de un exceso de universitarios en humanidades y un déficit de estudiantes en áreas tecnológicas. El problema es también de calidad. Según el informe PISA 2003, de la OCDE, el 16% de jóvenes portugueses de 15 años tiene un buen nivel de conocimientos de matemáticas, lectura y ciencias. La media es del 27%.

El gobernador del Banco de Portugal, Víctor Constancio, ha calificado el sistema educativo de "desastre" y ha destacado que el porcentaje del PIB destinado al sector es superior a la media europea. ¿Qué ha fallado? "Sólo en 2000 se concretó en pleno la escolaridad obligatoria de nueve años, decidida en 1986", dice Oliveira Martins.El sistema educativo portugués creció de forma explosiva, desordenada. Hubo democratización, pero el rápido crecimiento también afectó a la calidad. Y, como señalan muchos expertos, hay una cuestión de fondo: los portugueses aún no se han dado cuenta de la importancia de la educación en el mercado global. Sólo el 2,9% de la población activa participa en cursos de formación (la media europea es del 8,4%) y más de la mitad afirma no querer aprender más.

La productividad portuguesa es el 60% de la media europea y el país necesita reconvertir su modelo económico basado en mano de obra poco cualificada y barata, debido a la competencia de los trabajadores del Este europeo y de los productos de las industrias asiáticas. "La educación y el empleo son la prioridad portuguesa. Sólo habrá innovación y convergencia social si los niveles de cualificación de la población activa mejoran", concluye Oliveira Martins.

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