Un geógrafo señala que lo específico del Carmel es la autoconstrucción
El Carmel presenta un urbanismo específico en el conjunto de Barcelona: el barrio creció con viviendas construidas por sus propios dueños y, más tarde, con promociones privadas en las que los constructores trataban de ahorrar utilizando materiales baratos, señala Carles Carreras, geógrafo de la Universidad de Barcelona. Carreras afirma que el sector de la construcción es uno de los pocos en los que no se ha notado la transición, de modo que "incluso en promociones caras se siguen utilizando materiales baratos y de escasa calidad", más aún en el Carmel.
Además, este barrio ha crecido, al contrario de lo que ocurre en el resto de colinas de Barcelona, a la espalda de la ciudad, y las promociones que se realizaron en la década de 1970 no fueron públicas sino privadas, ajenas en parte a cualquier tipo de proyecto urbanístico, que luego ha resultado difícil de "insertar en la ciudad". El resultado de sumar la falta de planificación a un sistema orográfico con pendientes y torrentes es un "urbanismo frágil", dice Carreras.
Las reformas que se aborden, sostiene, deben promover, como primera medida, que se quede en el barrio el máximo número de residentes posible. "No se tendría que haber construido, pero se ha hecho y sus habitantes tienen derecho a seguir en el barrio", dice Carreras. Para ello habría que evitar nuevas construcciones, esponjar creando espacios públicos y dotar al barrio de transporte público.
"El metro, si hacemos abstracción del accidente, es lo mejor que les podía pasar, porque difícilmente se va a instalar allí industria o comercio nuevo, por lo tanto hay que promover la facilidad de movimientos", dentro del barrio, lo que no es fácil, y con el resto de la ciudad. Y todo ello, procurando "limar las asperezas del relieve".
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