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Reportaje:

El maremoto divide a los marroquíes

Partidos y periódicos se movilizan contra los islamistas, que han equiparado la catástrofe con un castigo divino

El tsunami que azotó Asia fue "un castigo de Dios contra el turismo sexual". "Los maremotos constituyen una seria advertencia para Marruecos, que debe tomar las medidas necesarias contra esta calamidad" porque "los turistas sexuales se instalan (...) sobre todo en Marraquech, Agadir, Esauira, Tarudant y El Jedida". "El Corán y las palabras del profeta Mahoma vinculan de forma nítida las catástrofes naturales con la propagación de la depravación social".

Este comentario, firmado hace un mes por el redactor-jefe del diario islamista marroquí At Tajdid, ha desatado una intensa polémica en Marruecos que ha movilizado a la calle y ha llegado al Parlamento y a los tribunales.

"Pretender que esta catástrofe es una respuesta divina al turismo sexual es una ofensa no sólo a las poblaciones que la han sufrido sino a cualquier ser humano", declaró Jamal Berraui, que encabeza la Asociación Marroquí de Lucha contra el Odio y el Racismo.

Toda la prensa, órganos de partido, diarios oficialistas o semanarios independientes, le secundaron al unísono en sus críticas contra los islamistas, a las que también se sumó la televisión pública, sobre todo 2M, la cadena con más audiencia.

Berraui y sus militantes arremetieron ante sus cámaras contra los islamistas. Cuando el director de At Tajdid, Abdelilá Benkiran, que es también diputado, aprovechó la tribuna del Parlamento para denunciar la parcialidad de 2M, la cadena interrumpió la retransmisión en directo del pleno.

Contraofensiva

Frente al ataque de los que llaman "laicos", y a veces "impíos", los islamistas no doblaron esta vez el espinazo, como hicieron en ocasiones anteriores. Recordaron, primero, que At Tajdid no era el órgano del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD), primera fuerza de oposición. Es el diario del Movimiento de Unificación y Reforma, la corriente hegemónica en el partido, y su director es uno de los máximos dirigentes de la formación islamista.

Una vez hecha esta matización, los islamistas desencadenaron la contraofensiva sin desmarcarse nunca de la equiparación del tsunami con un castigo divino. Denunciaron en sus comunicados el "terrorismo mediático" practicado por la televisión pública, atribuyeron al Gobierno "la total responsabilidad" de lo sucedido y convocaron una manifestación ante 2M para exigir la dimisión de la directora de informativos, Samira Sitail.

En su polémica con el resto de la prensa, At Tajdid llegó a acusar a Mohamed el Brini, director de Al Ahdat Al Magrebia, el principal rotativo de Marruecos, afín a los socialistas, de "propagar una moral situada por debajo de la cintura". Tal virulencia en los insultos era, hasta ahora, desconocida en la vida política marroquí.

Una veintena de asociaciones de la sociedad civil decidieron reaccionar organizando una sentada de protesta ante la sede del diario At Tajdid en Rabat. Los islamistas replicaron convocando, a su vez, el mismo día y en el mismo lugar, una manifestación de defensa de la "libertad de expresión" ante aquellos que pretenden amordazarles.

Demostraron, una vez más, que, por poco que se esfuercen, su capacidad de movilización es muy superior a la de sus adversarios. Dos mil barbudos y mujeres con hijab (pañuelo islámico) custodiaron el diario frente a varios centenares de manifestantes "laicos".

El PJD ha obtenido, además, una inesperada victoria jurídica. Exigió ante la Alta Autoridad de Comunicación Audiovisual un derecho de réplica a sus detractores en 2M. Este organismo, encargado de velar por la imparcialidad de los medios públicos, y en el que el palacio real ejerce gran influencia, se le concedió a principios de mes.

Militantes islamistas se manifiestan ante la sede de la televisión pública marroquí.
Militantes islamistas se manifiestan ante la sede de la televisión pública marroquí.KARIM SELMAOUI

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