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Entrevista:JOSÉ M. FERNÁNDEZ | Contratador en El Ejido | EL PROCESO DE REGULARIZACIÓN

"Seguro que Aly regresa casado de las vacaciones"

A buen seguro que Aly Diagne, el senegalés de 30 años que lleva cuatro junto a la familia Fernández en la Puebla de Vícar (Almería), regresa este verano con esposa tras las vacaciones. Aly tiene "prevenida" a una novia en Senegal que es prima hermana suya. Su jefe, José Miguel Fernández, no entiende eso de que pueda casarse con alguien de su misma familia, pero cuenta la anécdota con alegría y alivio porque, a buen seguro, Aly podrá tomar un avión por vez primera en cuatro años este verano. "Aly llegó a España en avión. Primero se fue a Francia y después hizo un puente aéreo hasta Madrid como turista. Intentamos regularizarlo en el año 2003, pero no sirvió de nada. No le dijeron ni que sí, ni que no, que es lo más lamentable de todo. Digo yo que ante todo uno es persona y como persona debe ser tratada, que se notifiquen las cosas por escrito", explica el empresario agrícola.

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José Miguel y su esposa Efigenia han sido los segundos en tramitar en la oficina de la Tesorería de la Seguridad Social de El Ejido (Almería) la solicitud de normalización de su empleado. Los tres meses de margen dados por el Gobierno, hasta el 7 de mayo, parecen propiciar en los agricultores una tibia respuesta: apenas una decena de ellos se acercó ayer por la tarde hasta la oficina ejidense. Ningún emigrante los acompañó. Las ansias que comparten los Fernández con Aly, a quien tratan "como a un hijo", les ha hecho tramitar sus papeles sin esperas. "Su comportamiento en el trabajo ha mejorado de lo contento que está. Yo hago una línea en el invernadero y él hace tres en el mismo tiempo. Para ellos esto ha sido como la fiesta del cordero. Sin ir más lejos, hace unos meses se le murió un hermano en Italia y no pudo ir a Senegal a enterrarlo. No pudo verlo por última vez por no tener papeles", cuenta José Miguel.

Aly, que llama "mama" a Efigenia, llegó a Almería sin hablar una sola palabra de español y sin distinguir una mata de tomate de otra de pimientos. "Hubo un mes en el que me hizo un destrozo. Me rompía las matas de tomate. Me comunicaba con él con gestos, porque era como hablarle a una pared", cuenta el patrón. Su mujer recuerda a otro senegalés amigo de Aly que, cuando consiguió los papeles, abandonó el invernadero. "El empresario debería tener derecho de disponer de la persona legalizada mientras haya trabajo. Hace años que legalizamos a otro pero nos dejó para irse a Lérida, porque ganaba más en la manzana".

El matrimonio, que lleva 40 años al frente de un invernadero de 1,5 hectáreas, se congratula por el proceso abierto. "No soy de partidos, pero lo que ha hecho Zapatero se tenía que haber hecho antes. Porque de la otra manera sólo se trae delincuencia. La gente tiene que vivir de algo y nosotros, los agricultores, hemos sufrido calladamente los robos y la intimidaciones de quienes no estaban regularizados", se lamenta el agricultor. Preguntado sobre la hipotética situación de haber sufrido una inspección por parte de Trabajo con Aly de bracero ilegal, José Miguel responde rotundo: "Pues me hubieran pillado y me hubieran detenido como a un delincuente".

José Miguel y su esposa, Efigenia, muestran el pasaporte de Aly.
José Miguel y su esposa, Efigenia, muestran el pasaporte de Aly.JOSE M. VIDAL

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