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Reportaje:COYUNTURA INTERNACIONAL

Un crecimiento insuficiente

Los estallidos sociales frenan nuevamente a la economía boliviana

La economía boliviana creció un 3,8% en 2004, su mejor dato en siete años. Sin embargo, esa cifra es aún insuficiente para reducir el elevado déficit fiscal del Estado y mejorar las condiciones de vida de uno de los países más pobres de Latinoamérica. Los recientes estallidos sociales en la provincia de Santa Cruz pueden acentuar aún más la caída en la inversión extranjera.

La patronal calcula que la inversión extranjera directa llegó a 100 millones de dólares en 2004, frente a los 163 millones del año anterior
El déficit fiscal boliviano llegó al 6% del PIB durante el pasado ejercicio, con lo que su deuda pública ya se sitúa en el 91%

Las estimaciones del Gobierno, del FMI y de la Cepal, señalan que la economía de Bolivia crecerá entre un 3,6% y un 3,8% en 2004. Gracias a una evolución excepcional de las exportaciones y en especial de los hidrocarburos, que han crecido un 27,7%, durante el primer semestre, el país disfruta de su mayor aceleración en ocho años. El sector privado y el alto precio internacional de los combustibles han sido los principales responsables de este despegue.

Los últimos datos entregados por el departamento de estadísticas local señalan que las exportaciones, entre enero y octubre de 2004, alcanzaron los 1.770 millones de dólares, un crecimiento del 38% en un año. La Cámara de Comercio de Santa Cruz estima que, al cierre del pasado año, los envíos al exterior totalizaron 2.000 millones, la cuarta parte del PIB anual del país que supera los 8.000 millones de dólares.

Crecimiento insuficiente

El último informe de la Cepal advierte de que este crecimiento es aún insuficiente para salir de la fase de bajo crecimiento iniciada en 1998. Según los economistas locales, el despegue económico se ha visto entorpecido por los graves desequilibrios de la balanza fiscal, la caída de las inversiones, la profundización de los problemas sociales, y la ausencia de políticas de reactivación.

El año pasado, el déficit fiscal boliviano llegó al 6% del PIB, con lo que su deuda pública ya se sitúa en el 91%. Ello, pese a que se ha logrado reducir en más de dos puntos el desequilibrio registrado en 2003. La baja recaudación estatal que depende casi exclusivamente de los impuestos de hidrocarburos hace imposible mantener saneadas las cuentas públicas. El principal lastre fiscal del país son las pensiones que actualmente significan el 5,1% del PIB del país, desde un 3,6% en 1998.

La Ley de Hidrocarburos es la principal interrogante que el país deberá resolver durante este año. El Gobierno de Carlos Mesa busca un consenso entre las urgentes necesidades recaudatorias del Estado y la apuesta por la inversión a largo plazo que significa una subida moderada en los impuestos a las empresas extranjeras que explotan los yacimientos de combustibles. La nueva ley eleva los impuestos actuales desde un 18% a un 50% en ocho años.

El proyecto se encuentra estancado en el Congreso, lo que ha generado inestabilidad en el sector empresarial que ha paralizado sus inversiones. A pesar de que no se tienen datos oficiales de 2004, las organizaciones empresariales calculan que la inversión extranjera directa (IED) ha llegado a los 100 millones de dólares, frente a los 163 millones registrados en 2003.

Estallidos sociales

Los estallidos sociales registrados en la provincia de Santa Cruz, la región más boyante del país, con un tercio de su PIB, y la inseguridad jurídica que éstos han generado, en nada ayudan a un hipotético repunte en la entrada de capital foráneo. El alza del 10% en la gasolina y del 23% en el Diesel, que impulsaron las manifestaciones, han intranquilizado a los empresarios y a la población en general.

Bolivia es uno de los países con peor calidad de vida de Latinoamérica, con un nivel de pobreza que alcanza al 64%, casi dos tercios del total de la población. Por esta razón, cualquier subida en los impuestos es fuertemente resistida, sobre todo considerando que las tasas de empleo siguen siendo bajas, con un nivel de paro del 13,9%.

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