Marruecos se aprieta el cinturón
El fin de las privatizaciones y la caída de aranceles obligan a Rabat a ser más austero para enjuagar el déficit
Marruecos prejubila a decenas de miles de funcionarios. Es una de las primeras medidas de ahorro de un Estado cuyo déficit presupuestario ha sido hasta ahora contenido gracias a las privatizaciones de empresas públicas. Pero al Estado marroquí ya le queda poco que vender al tiempo que los aranceles caen en picado. De ahí que se tenga que apretar el cinturón si quiere evitar el plan de ajuste del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El crecimiento económico fue del 3,5% en 2004 pero, para lograr su despegue, Marruecos debe situarse al menos dos puntos por encima
Comparado con sus vecinos europeos, el reino no dispone de muchos servidores del Estado, tan sólo 851.000 -sin contar a los militares-, para un país de 30 millones de habitantes. Aun así Mohamed Bussaid, el ministro encargado de la modernización de la Administración, confía en que, de aquí a junio, al menos 30.000 funcionarios de entre 45 y 59 años acepten su oferta y se jubilen.
El objetivo es recortar un poco la masa salarial de 5.555 millones de euros que absorben los funcionarios, equivalente, nada menos, al 12,5% del producto interior bruto (PIB) o al 60% de los ingresos del Estado. Desde hace años esa partida presupuestaria, junto con el coste del mantenimiento de un Ejército de más de cien mil hombres desplegado en el Sáhara Occidental, lastran las finanzas públicas.
El déficit del Estado fue, el año pasado, del 3,2% del PIB, pero hubiese alcanzado el 4,4% si parte del maná de las privatizaciones de empresas públicas -la salida a Bolsa en diciembre del 14,9% de la compañía de telecomunicaciones Maroc Telecom generó 812 millones de euros- no- no hubiese servido a recortarlo junto con el incremento de la deuda interna. En 2005 se repetirá la misma situación.
Este año el salvador se llama Jean-René Fourtou, presidente de Vivendi Universal. El rey Mohamed VI le condecoró, hace un mes, con la orden del Wissam Alauí. No en balde, minutos antes había entregado al ministro de Finanzas, Fatalá Ualalu, un talón por el importe de 1.100 millones de euros. Adquiría así el 16% de Maroc Telecom, que se añadía al 35% que ya poseía. La multinacional francesa se hacía con el control del operador que ostenta el monopolio de la telefonía fija y domina la móvil.
Si se mantiene la tradición del reparto de los ingresos generados por las privatizaciones, la mitad, aproximadamente, de esa cantidad irá a parar al Ministerio de Finanzas y el resto caerá en manos de la Fundación Hassan II para el Desarrollo Económico y Social, gestionada por el palacio real. Esta institución lo dedicará, probablemente, a la construcción de infraestructuras.
Lo malo, se lamenta Nadia Salah, redactora jefa del diario L'Economiste, es que "el tabaco, los teléfonos o el banco sólo pueden ser vendidos una vez". Y a Marruecos le queda ya poco que vender. En los próximos meses está prevista la privatización de la naviera Comanav, de cuatro azucareras (Surac, Sunabel, Suta y Sucrafor) y de un banco. Ninguna de ellas será tan jugosa como la de la compañía telefónica.
Las privatizaciones tocan poco a poco a su fin y también disminuyen los aranceles, una fuente importante de ingresos. Al acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, que entrará plenamente en vigor en 2010, se añaden el firmado con Estados Unidos, que el Parlamento marroquí ratificó el mes pasado, y otros similares, pero de menor calado, como los suscritos con Turquía, con varios países árabes y, dentro de poco, con Mercosur.
"El año 2007 es considerado por los analistas como el de la hora de la verdad para la economía del país", afirma Aboubakr Jamai, director del semanario Le Journal. "Mientras que el tesoro de las privatizaciones se extingue, la factura energética y la paga de los funcionarios lastran el presupuesto", escribe.
El FMI comparte esta preocupación. Sus expertos visitaron Marruecos en noviembre. En sus conversaciones con el Ministerio de Finanzas lamentaron que con buena parte de los ingresos proporcionados por las privatizaciones se sufragasen gastos corrientes y no se fomentasen inversiones que impulsaran el crecimiento. Éste alcanzó el 3,5% el año pasado. Para lograr el "despegue" económico debería situarse al menos dos puntos por encima.
La delegación del FMI aconsejó también a sus interlocutores que revisasen la política presupuestaria. Recalcaron la necesidad de reducir drásticamente la ingente masa salarial y la deuda pública interna, que se ha disparado -aumentó un 62% en los últimos cinco años-, mientras la externa caía rápidamente -disminuyó un 33% en el mismo periodo-. La suma de ambas se eleva ahora a 31.480 millones de euros.
Plan de ajuste
La prensa de Casablanca sospecha que, de seguir así, el FMI podría querer someter a Maruecos a un plan de ajuste estructural. Los marroquíes saben en qué consiste. Ya lo experimentaron entre 1983 y 1992, una época en que el país llegó a estar, según el difunto rey Hassan II, al borde de la "crisis cardiaca". (...) "A veces pensamos que, en el fondo, no es una solución tan mala", prosigue Nadia Salah. "Los expertos del Fondo saben lo que quieren". "Esto no es, desgraciadamente, el caso de las elites políticas".
Las autoridades de Rabat se muestran convencidas de que no llegarán a esos extremos. Confían en que la reactivación del crecimiento económico, impulsado por la inversión extranjera, atraída a su vez por la instauración de las zonas de libre comercio, incrementará los ingresos fiscales". A más corto plazo esperan también que Marruecos no vuelva a ser golpeado por catástrofes naturales, como el terremoto de Alhucemas o la plaga de langosta, que obligan a hacer desembolsos no previstos, como los efectuados en 2004.
La dura competencia textil de China e India
Desde El Corte Inglés hasta Inditex, pasando por Cortefiel, todos encargan la fabricación de parte de la ropa que venden a la industria textil marroquí. El 82% de sus exportaciones son absorbidas por el mercado francés, español y británico. Las 1.687 empresas dan trabajo en Marruecos a unas 200.000 personas y generan un volumen de negocios de 3.150 millones de euros.
El sector textil está, sin embargo, amenazado. Algunas grandes marcas como Nike, H&M, Puma o Pinky -por ahora ninguna española- estudian o han incluso empezado a trasladar su producción de Marruecos a China o a India. "El textil al borde del infarto", titulaba, el mes pasado, el semanario La Vie Economique.
La crisis que se avecina se debe a la supresión, a partir de enero, de los contingentes del Acuerdo Multifibras que limitaban las exportaciones textiles asiáticas. Pese a los bajos sueldos que se pagan en Marruecos, producir y exportar una camisa desde China o India resulta más barato, aun cuando sea necesario transportarla a un continente lejano como Europa.
Concretamente, Karim Tazi, secretario general de la Asociación Marroquí de la Industria Textil y del Vestido, vaticina que el sector corre el riesgo de perder entre un tercio y la mitad del mercado europeo. Hasta 70.000 empleos podrían ser destruidos en Marruecos.
Salahedin Mezuar, el titular de Industria, concede que la coyuntura es difícil pero "puede ser enderezada". Este antiguo directivo de la empresa Tavex Algodonera apuesta compensar el retroceso en Europa con una mayor penetración del mercado norteamericano -el acuerdo de libre comercio con EE UU ha entrado en vigor- y por mejorar la calidad de la producción marroquí.
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