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Crítica:POESÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Rastros, pecios, bienes relictos

Hace ahora tres años que falleció en un accidente de tráfico W. G. Sebald (Wertach, 1944-Norwich, 2001), el germanista bávaro afincado en el Reino Unido, de tardía vocación de escritor, que en poco más de diez años presentó una obra que pasó de secreto para iniciados a ser considerada una de las más notables del ámbito europeo. De la estirpe de los contemplativos melancólicos, como sus contemporáneos Peter Handke y Wilhelm Genazino, Sebald se distingue como cronista de las destrucciones y destierros del siglo XX, como albacea literario de un legado histórico de dolor y pérdida que no recogen los manuales de historia. Su escritura bordea las roturas de biografías anónimas, rastrea paisajes naturales y urbanos en busca de vestigios del pasado, y con préstamos diversos compone sus delicados collages de texto y foto -algo sobrecargados de referencias cultas-, con los que enfoca la tenacidad y falibilidad de la memoria.

DEL NATURAL

W. G. Sebald

Traducción de Miguel Sáenz

Anagrama. Barcelona, 2004

107 páginas. 13 euros

En el presente libro, su primer trabajo no científico (publicado en 1988), las particularidades del "estilo Sebald", esa mezcla indefinible entre documentación, diario de viajes y reconstrucción histórica, frecuentemente imitado y nunca alcanzado en su finura y plenitud emotiva, están ya completamente formados. El tríptico de poemas largos sigue primero las huellas del pintor Matthias Grünewald, de dudosa identidad, y acompaña después al médico y naturalista alemán Georg Wilhelm Steller en la segunda expedición de Vitus Bering a Alaska. Rastros perdidos en las brumas del pasado. Sebald no discute teorías, tampoco le interesa la verdad histórica. Se acerca con mirada escrutadora a las cosas y personas, se documenta de un fondo inconmensurable de erudición, y elabora su propia versión de la historia, afín a su sensibilidad y a su carácter melancólico.

Lo que diferencia Del natu

ral de Vértigo, Los emigrados o Austerlitz es su extensión más reducida y su elaboración etérea y musical. Sus tres apartados -ensayísticos-especulativos los dos primeros, íntimo-lírico el último- están escritos en verso libre de magistral sencillez y tensión rítmica (que la traducción de Miguel Sáenz reproduce con soltura): "Cuando el Día de Ascensión / del cuarenta y cuatro vine al mundo, / la procesión de la bendición de los campos / pasaba por delante de nuestra casa, / acompañada por la banda de música de los bomberos, / en dirección a los floridos campos de mayo. Mi madre / lo tomó al principio por un buen presagio, sin saber / que el frío planeta Saturno regía la constelación / del momento y que, sobre las montañas / estaba ya la tempestad que, poco después, / dispersó a los suplicantes y mató a uno / de los cuatro portadores del palio".

Con esta nota trágica, no exenta de humor negro, abre el tercer poema largo, La noche oscura hace una incursión, en la que los datos autobiográficos acercan al lector -siempre mediante la distancia del despliegue verbal altamente artificioso con que deslumbra el autor-, a un yo desasosegado desde la infancia por la premonición de "una catástrofe silenciosa que ocurre / sin que el espectador la perciba". Ese conocimiento oscuro del niño, la sospecha de algo terrible detrás del silencio, determina la escéptica, temblorosa sensación de vivir de este personaje que, con el corazón oprimido, balbucea su angustia ante las piedras en una playa del mar del Norte. Es el signo de Saturno que ha imprimido la marca de la melancolía en el alma de los personajes sebaldianos que en la cadencia de este Poema rudimentario, como reza el subtítulo, han encontrado su dicción idónea.

El autor alemán W. G. Sebald.
El autor alemán W. G. Sebald.ISOLDE OHBAUM

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