Distintos ámbitos de decisión (por fortuna)

Pues resulta que entre los vascos hay una porción de gente rara. Este sector, en el que me incluyo, es consciente de las posibilidades que le da un sistema multipartidista como el que tenemos aquí y busca con sus votos establecer equilibrios y contrapesos que moderen los vaivenes del acontecer político. Así, con toda tranquilidad, seis u ocho mil donostiarras votan a la vez nacionalista para las Juntas Generales y socialista para las municipales. De otro lado, y sin por ello considerarse incoherente, el electorado crea unas mayorías en el Parlamento vasco, como la que ha dado lugar a que se tramite el Plan Ibarretxe, mientras envía (¡ojo al dato!) al Congreso de los Diputados otra mayoría de once representantes vascos contrarios a ese plan por sólo ocho favorables. De hecho, creamos una especie de segunda cámara vasca en Madrid, destinada a corregir posibles excesos de la primera.

Y es que, afortunadamente, los vascos disfrutamos de varios ámbitos de decisión. Está el Parlamento vasco y el Gobierno autonómico; están los ayuntamientos, las Juntas Generales y las Diputaciones Forales; y tenemos (siempre que el Plan Ibarretxe no triunfe) el Congreso, el Senado y las instituciones de la Unión Europea. Cada cual para sus cometidos.

El equilibrio entre instituciones a las que un mismo cuerpo electoral damos voluntariamente diferente color político, el consenso en torno al Estatuto de Gernika que nos ha dado veinticinco años de prosperidad, Europa... ¡Cuidado! No nos pase aquello de "estamos ante el precipicio pero hoy vamos a dar un gran paso adelante".