España, a lo grande

Tuvo que salvar tres match-ball, pero lo consiguió. España entró ayer en las semifinales del Mundial de balonmano de Túnez por la puerta grande, logrando una victoria sin paliativos frente a Noruega. La primera bola de partido la salvó cuando David Barrufet paró el último ataque de Serbia y Montenegro y Mateo Garralda logró el empate en el último segundo. La segunda, ayer, cuando el portero de Croacia, Sola, logró parar el último lanzamiento de Serbia y evitó así un empate (24-23) que hubiera eliminado a España. La tercera resultó más sencilla: ganar a Noruega. En semifinales, España jugará contra Túnez. Es la tercera vez que España llega a una semifinal de un mundial, fase que nunca superó.

Quizás fue el mejor partido de España. Y llegó justo cuando era indispensable. Todo el equipo era consciente de lo que se jugaba y no se anduvo por las ramas. Cada cual tenía una misión. "Al menos todos sabemos lo que Pastor quiere de nosotros", han confesado varios jugadores a lo largo del torneo. Y, como en el resto de partidos, el seleccionador utilizó a cada uno de sus hombres de la forma que más se ajustaba a sus esquemas de juego. Todo funcionó con la precisión de un reloj suizo. Por primera vez, España jugó con una consistencia y una solvencia desconocidas en las ocasiones en que la selección juega bajo presión.

Incluso el entrenador de Noruega, Gunnar Pettersen, se había permitido colocar toda la presión sobre el equipo español, cuando sólo unas horas antes del partido declaraba: "Los equipos españoles de fútbol y de balonmano siempre fallan cuando tienen presión". Era una frase pronunciada para desestabilizar. Y eso podía conllevar un exceso de tensión y precipitaciones en el ataque. Pero nada de eso ocurrió esta vez.

España jugó con una gran seriedad defensiva y con mucho control en el ataque. El cerrojo del 6-0 español encontró además el candado definitivo en el portero Hombrados, genial durante los 60 minutos, con más de 25 paradas. Los tiros del lateral Kjelling, letales en los partidos anteriores, de los ex azulgrana Solberg y Hagen, no traspasaron el portal del madrileño. Y, por otra parte, el ataque español encontraba siempre soluciones fáciles para sobrevolar la defensa en 6-0 de los noruegos, tan eficaz hasta ayer.

En este sentido, ayer explotaron otros jugadores. Frente a Alemania lo hizo Garralda, que prosigue en una línea impactante. Pero ayer, ante Noruega, surgió la figura de Iker Romero dirigiendo al equipo y sentando cátedra, acompañado por un Alberto Entrerríos que, por fin, lanzó con libertad, y por un Uríos al que ambos sirvieron balones de oro.

España entró, pues, en las semifinales casi con calzador, pero con todos los méritos. Y mañana se enfrentará a Túnez (La 2, con horario sin fijar) en el pabellón de Rades. Lo tendrá todo en contra. 12.000 espectadores chillando para animar a su equipo, que dirige el ex entrenador del Granollers, Sead Hasanefendic. Un equipo sorprendente, que ayer apabulló a Rusia y que había empatado con Francia y con la sorprendente Grecia.