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La Asamblea francesa aprueba la reforma de la Constitución para adaptarse a Europa

El polémico ingreso de Turquía en la UE deberá ser sometido a consulta popular

La Asamblea Nacional francesa aprobó ayer el proyecto de ley de reforma constitucional que salva las incompatibilidades con el texto de la Constitución Europea y abre el camino para el referéndum al que serán llamados los franceses en la primera mitad del próximo mes de junio. La votación mayoritariamente favorable -450 votos a favor, 34 en contra y 64 abstenciones o votos en blanco- esconde las fuertes tensiones que la cuestión ha levantado tanto entre la mayoría conservadora que sostiene al Gobierno como en el seno del Partido Socialista.

Para desvincular la entrada de Turquía en la UE de la Constitución, el texto aprobado ayer estipula que cualquier adhesión futura deberá ser sometida a referéndum, con la excepción de Rumania, Bulgaria y Croacia.

Al voto en contra ya anunciado de 22 legisladores comunistas y de los republicanos, hay que añadir el de siete diputados de la UMP, el partido gubernamental. Más preocupante ha sido la votación en el seno del Partido Socialista, que ha visto como 56 de los 149 representantes en la cámara se han abstenido. El PS celebró el pasado mes de diciembre una consulta interna para decidir su postura sobre la Carta Magna Europea, que enfrentó a la actual dirección encabezada por el secretario general del partido François Hollande partidaria del sí, a quienes rechazan el texto por considerar que plantea un modelo de Europa neoliberal, liderados por el que fuera primer ministro Laurent Fabius. El ganó con holgura, pero la votación de ayer muestra que la familia socialista sigue dividida sobre el modelo de Europa.

En la derecha, la jugada del presidente francés, Jacques Chirac, de incluir la cláusula de que cualquier entrada futura, a excepción de Rumania, Bulgaria y Croacia, debe ser sometida a referéndum, parece haber apartado, momentáneamente, el tema turco de los temores de la mayoría de los diputados conservadores, si bien siete de ellos votaron en contra y otros tantos se abstuvieron.

El siguiente paso es la aprobación del proyecto de revisión constitucional en el Senado. La Cámara alta empezará a examinar el texto el próximo día 15 y todo parece indicar que lo aprobará sin cambio, dado que los compromisos entre los distintos grupos parlamentarios ya se han cerrado en la Asamblea. La ratificación definitiva exige las tres quintas partes de los miembros de las dos cámaras, que deberían reunirse en Versalles a finales de marzo o comienzos de abril. Con ésta ya serán 18 las revisiones del texto de la Constitución de 1958 que instauró la V República hecha a medida de su primer presidente, el general De Gaulle.

Encuestas

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La posible entrada de Ankara está pesando mucho en la opinión pública francesa. Pero ésta no es la única sombra que pesa sobre el resultado del referéndum. El electorado francés acostumbra a aprovechar cada vez que es llamado a las urnas para expresar su opinión sobre la marcha general del país, y esto es lo que temen tanto en la derecha gubernamental como en el seno del PS. La respuesta airada en forma de huelgas a las tímidas reformas sociales iniciadas por el Ejecutivo de Jean-Pierre Raffarin, auguran que la consulta puede derivar en una muestra de rechazo a la clase política que, en esta ocasión presenta un frente común a favor del sí. Las encuestas de opinión todavía indican que entre el 60 y 65% de los franceses está a favor de la Constitución europea, pero todas detectan una participación no superior al 40%.

Los retoques que sufrirá la Constitución son de menor calado. Para conseguir el consenso ha sido necesario rebajar las pretensiones de todos los grupos. La enmienda más ambiciosa fue la presentada por el que fuera primer ministro conservador Eduard Balladour, que pretendía otorgar al Parlamento francés el derecho de ser informado y recibir de Bruselas cualquier proyecto de una institución europea y pronunciarse sobre el mismo en una votación; otra barrera para cerrar la puerta a Turquía, pero también a casi cualquier cosa. Raffarin, finalmente, ha pactado que sean los parlamentarios, a título individual, quienes puedan pedir estos documentos. Los socialistas, por su parte, consiguieron pactar con la mayoría conservadora una enmienda que amplia el campo de los actos europeos cuya transmisión al Parlamento es obligatoria.

[Por otra parte, Eslovenia se convirtió ayer en el tercer país de la UE, tras Lituania y Hungría, cuyo Parlamento ha ratificado la Constitución. Un total de 79 diputados de este país, que ingresó en la UE en mayo, votaron a favor y cuatro lo hicieron en contra].

El presidente francés, Jacques Chirac, en una conferencia de prensa en París el pasado mayo.
El presidente francés, Jacques Chirac, en una conferencia de prensa en París el pasado mayo.REUTERS

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