El nuevo Maremàgnum tiene contratado el 70% del espacio comercial y de restauración
La firma Mango es el último fichaje del renovado complejo del puerto de Barcelona
Renovarse o morir. El tópico viene como anillo al dedo al espacio del Maremàgnum del puerto barcelonés. Tras una breve etapa de aceptación al abrirse en 1995, el complejo fue languideciendo y adquirió mala fama por varios incidentes, alguno trágico, como la muerte del ecuatoriano Wilson Pacheco. Desde hace un año, buena parte de sus casi 18.000 metros cuadrados están en proceso de transformación para intentar que el espacio se integre en la ciudad.
Más y mejor restauración, más y mejor comercio, freno a las discotecas y restricción a los bares de copas. Los nuevos gestores del espacio, cuya inauguración está prevista para la próxima primavera, tienen contratado ya el 70% de la superficie. El último fichaje es la cadena Mango, una de las que tienen más predicamento entre la población joven y suele ser el cebo para otras firmas. Las tiendas de esta firma ocupará cerca de 1.300 metros cuadrados.
La renovación del espacio también afecta, en parte, a su estructura. Se está abriendo un acceso nuevo a la primera planta desde la fachada que da a la pasarela. Con ello se quiere facilitar el acceso a la planta que estará básicamente dedicada a tiendas de moda.
En la segunda planta no queda ni rastro de las discotecas, los bares y el minigolf. En su lugar se está diseñando un espacio ajardinado en el que se instalarán bares con terraza y coctelerías. Los promotores, conscientes de la mala fama que llegó a tener el lugar, huyen de la palabra discoteca. Prefieren decir que algunos bares coctelería tendrán "una zona de baile", en palabras de Fraser Denton, directivo del equipo gestor.
El horario de la oferta de ocio será el establecido para el resto de locales de la ciudad y no habrá afters, precisa. Las obras de la segunda planta incluyen un lucernario para dar más luz a la planta inferior y oberturas que permeabilicen el edificio. La construcción, desde el Port Vell, parece una hermética caja de cristal flotante.Otra intervención en el espacio del Maremàgnum afectará a la fachada con frente al puerto de los pescadores y la torre de San Sebastián. Durante la mañana ese podría ser un lugar excelente para desayunar o pasear al sol, ya que queda resguardado y es de los pocos rincones en los que la vista es la de cualquier puerto de pescadores, sin apenas rastro o signo de la gran ciudad. Ahí se quiere situar la mayor parte de los restaurantes y bares que hasta ahora estaban alineados con frente al club marítimo.
Los promotores explican que la oferta de restauración también quiere ser de más calidad. "Habrá establecimientos de servicio rápido, pero con alimentos y platos que se prepararán en las cocinas, no un catering encubierto", apunta Denton. Algunas firmas que ya estaban, como Pans & Company, han renovado la concesión. También seguirá, entre otros, el restaurante Elx.
Si hasta ahora el comercio ocupaba el 14% del espacio, el 30% la restauración y el 46% los bares y discotecas, las proporciones serán inversas cuando se reabra el Maremàgnum. El comercio representará el 45%, la restauración el 35%, y el 15% será de ocio. Los locales se compartimentarán más para dar cabida a pequeños establecimientos.
Otras tiendas de ropa que ya han cerrado contratos son H&M y Desigual. Algunas que ya estaban, como Natura, seguirán. "Esto no es un gran centro comercial y no pretende que la gente venga a realizar sus compras, pero sí que tenga opción a hacerlo cuando venga a pasear", apunta Denton, que considera que Maremàgnum debe estar conectado "de verdad" a la ciudad y que se convierta en un lugar donde ir para pasar dos o tres horas.
Denton es consciente de que no será fácil, como lo demuestra que el 70% del público habitual que ha tenido el complejo es de fuera de Barcelona. La mitad de ese porcentaje es del resto de Cataluña y el 20%, repartido entre visitantes de España y extranjeros. La previsión de visitantes anuales que se ha fijado el equipo gestor es de 12 millones de personas, una cifra algo superior a los 11 millones con los que cerró 2004 y lejos de los casi 16,5 que tuvo en 1999.
El mes próximo, el FAD organizará la reunión de los jóvenes diseñadores en Maremàgnum con el traslado a sus muelles de la nave Naumon, de La Fura dels Baus. "Ese es un ejemplo de lo que también pretendemos, que instituciones y todo tipo de actividades tengan cabida en el nuevo Maremàgnum", añade Denton, "y que en el complejo se realicen iniciativas como en el resto de la ciudad".
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