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Entrevista:JUAN TATAY 'SILTA' | Tecnófilo

"Si ayudar fuera negocio, no tendría gracia"

Miquel Alberola

Pregunta. Se define como un tecnófilo.

Respuesta. No me puedo definir como un programador, porque no lo soy, y en este entorno soy un tecnófilo: me gusta la tecnología. Soy un usuario de Mac y tuve la suerte de conocer a una serie de usuarios que sabían más que yo y me ayudaron en todas las dudas: programas, sustos del sistema,... Empecé a indagar, a meterme, a escribir artículos en el foro de Macuarium, que es el de habla hispana que más movimiento tiene, y ahí estoy.

P. ¿Se prestan ayuda a partir de esa página?

R. Sí, hay un foro en el que planteas dudas y alguien de los usuarios te da la respuesta en tiempo real.

P. ¿Por qué lo hacen?

R. Porque nos apetece ayudar y compartir lo que sabemos.

P. ¿Sólo para Mac?

R. También hay algún subforo para gente que está en Windows y quiere pasarse a Mac. Hay programas que se distribuyen gratuitamente para Mac y piden información al respecto. Hay un montón de aplicaciones que la gente no conoce y no hace falta pagar. Se trata de ayudarse porque sí. No se gana dinero pero sí mucha satisfacción personal.

P. ¿Qué les diferencia de los hackers?

R. Los hackers pertenecen al mundo de los programadores y nosotros al de los usuarios.

P. Usted convoca las reuniones mediante la kedada.

R. La kedada es un fenómeno bastante común en Internet. La gente que se conoce de manera virtual queda para conocerse de manera presencial. Realizamos ponencias, hablamos...

P. Usted es, de algún modo, el líder del asunto en Valencia.

R. No, soy el manioso que se preocupa de recoger los correos de la gente y se empeña en convocar la kedada.

P. ¿Por qué funcionan todos los miembros con un alias?

R. Hay que registrarse con algún tipo de nombre y la gente prefiere un alias y mantener su anonimato. Estoy seguro de que en Macuarium hay gente de Apple España, y, desde luego, preservan su nombre.

P. Su alias es silta. ¿Qué significa?

R. Son las tres primeras letras del apellido de mi mujer y las dos primeras del mío.

P. ¿La ayuda que se prestan no despierta el recelo del servicio técnico?

R. A pesar de la ayuda virtual, si hay que cambiar la placa, hay que ir al servicio técnico. No le estamos quitando la clientela a nadie. Además, si ayudar fuera un negocio, no tendría gracia. Somos tropocientos usuarios metidos en un problema concreto y podemos ayudar a los demás.

P. Se les considera la aristocracia de los usuarios.

R. No me gusta el término. Somos unos usuarios que hemos tenido la suerte de escoger una plataforma en la que sentarse ante el ordenador sin estar pendiente de que se estropee de un momento a otro, como en Windows, sino que el planteamiento es disfrutar. El problema de Windows es que el sistema es cerrado y es de un señor, mientras que en Mac es de libre disposición y la gente puede desarrollar software porque sabe en qué se basa el sistema.

P. ¿Este socorro digital no se da en Windows?

R. Quizás sí, pero Windows se licencia para montarse con cualquier máquina y, al tener muchísimos más elementos de diferentes fábricas, la ayuda es muchísimo más compleja. No se oye a mucha gente que esté tan satisfecha con Windows como nosotros lo estamos con Mac. No quiero decir que todos lo usuarios de Mac quieran ayudar, pero la inmensa mayoría tenemos un buen rollo porque estamos encantados con nuestro ordenador.

EN DOS TRAZOS

Juan Tatay (Valencia, 1967) es un forofo del ordenador Mac que está deseando entrar en el sitio www.macuarium.com después de su jornada laboral y ofrecer su ayuda tecnológica en el foro a cualquiera que la requiera. Su pasión la comparten tantos usuarios del Mac que configuran un movimiento cada vez más nutrido de lo que Richard Stallam definió como una nueva ética de la tecnología digital. Aunque está prendado del 'software' y el 'hardware' del Mac, lleva un iPod (reproductor mp3 de 15 gigas) conectado a las orejas y en todos los foros es conocido como 'silta' no se considera un bicho raro.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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