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El hijo del maremoto

Una mujer de Sumatra dio a luz en un tejado asistida por su marido

Ratna y Abdurrahman, ambos enfermeros, vivían hasta hace un mes en un barrio cercano al puerto de Meulaboh, una población de 60.000 habitantes en la costa oeste de Sumatra. Ratna estaba embarazada, y aunque no salía de cuentas hasta principios de enero, la madrugada del fatídico 26 de diciembre empezó a sentir contracciones. Preparó la canastilla y avisó a su marido, Abdurrahman, de que tal vez había llegado la hora de salir corriendo hacia el hospital. Lo que no se imaginaban es que el furioso maremoto se interpondría en su camino y que su hijo, Nasrullah, acabaría naciendo sobre un tejado, a resguardo de las riadas y de los miles de cadáveres que flotaban sobre las aguas.

"A las ocho de la mañana sentimos un temblor de tierra", cuenta Abdurrahman. "Al poco tiempo, llegó un vecino pegando gritos: 'Corred, viene mucha agua y lo va a destrozar todo'. Todo el mundo salió corriendo y yo cogí a mi hija de cinco años y a mi mujer y nos subimos al coche para dirigirnos al hospital. Empecé a conducir, pero el agua nos alcanzó y se llevó el coche por delante. Estábamos muertos de miedo". Abdurrahman, de 34 años, dirige la escuela de Enfermería de Meulaboh y ahora vive en casa de unos amigos, después de que la suya quedara destrozada.

"Rasgué la ropa y la até en torno al cordón umbilical, después lo serré con las llaves del coche"

"Cuando el coche paró, salimos por las ventanas y nos subimos al techo del vehículo", continúa Abdurrahman. "El coche daba vueltas y vueltas y mi hija me decía 'reza papá, reza'. Así que nos pusimos a rezar, pensando que íbamos a morir. Pero cuando la primera ola se retiró, aproveché para subir a mi mujer y a mi hija al tejado de mi oficina, cerca de donde se había quedado encajado el coche. Cogí una pizarra del despacho y tumbé a Ratna". "No tengas miedo, yo te voy a ayudar", le dijo a su mujer. Sólo había asistido a algún parto durante las prácticas de la carrera.

"Cogíamos todo lo que flotaba a nuestro alrededor en el agua para poder comer. Mi marido cogió botellas de agua y cacahuetes. Pienso que he sido muy fuerte", reconoce Ratna, una joven de 30 años que estos días descansa junto a su madre y sus hermanas en una aldea cercana a Sigli, a más de 300 kilómetros de Meulaboh, donde se encuentra su marido.

No terminaron de hacer acopio de provisiones cuando divisaron a lo lejos la segunda ola, esta vez más alta y más violenta. Ratna estaba muy débil y sangraba, su hija lloraba y tenía mucho miedo. Abdurrahman se las echó a las dos al hombro y trepó hasta un tejado más alto todavía. Allí, a las doce de la mañana del día en que el mayor maremoto de la historia de Asia hizo su aparición, nació Nasrullah, después de 20 minutos de parto. "Cuando le vi, sólo pensaba en cómo salir de allí, en cómo salvar la vida de mi hijo", dice Ratna entre lágrimas. "Tengo un trauma que me hace recordar continuamente ese momento. Todavía no lo he superado", confiesa esta mujer. En su ciudad la han bautizado Lady Tsunami.

Nasrullah ya estaba fuera, pero a su padre le preocupaba cómo separar al bebé del cuerpo de la madre. "Rasgué la ropa que teníamos preparada para el bebé y la até muy fuerte en torno al cordón umbilical, después, lo serré con las llaves del coche que llevaba en el bolsillo. Cuando por fin se rasgó, succioné con mi boca los mocos y el agua que había bebido mi hijo, y entonces empezó a llorar", explica Abdurrahman.

El niño es muy moreno y tiene el pelo tieso. "Un valiente", dice su padre, para quien la mayor preocupación ahora es buscar un modo de vida para sacar adelante a su familia.

Ratna, la madre que dio a luz sobre un tejado, junto a su bebé Nasrullah, nacido durante el maremoto<i>.</i>
Ratna, la madre que dio a luz sobre un tejado, junto a su bebé Nasrullah, nacido durante el maremoto.A. C.

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