Cruce de acusaciones de corrupción entre el ministro de defensa iraquí y Chalabi
Tal vez sea sólo juego sucio preelectoral, pero el intercambio de acusaciones entre el líder del Congreso Nacional Iraquí (CNI), Ahmed Chalabi, y el ministro iraquí de Defensa, Hazem al Shaalán amenaza con convertirse en un serial. Al Shaalán estuvo ayer en Ammán para recabar de las autoridades jordanas documentos que permitan la detención y extradición de Chalabi. "El ministro está reunido con altos funcionarios jordanos", explicó a este diario Yawad al Alí, uno de los asistentes de Al Shaalán, sin querer confirmar si entre ellos se encontraba el titular de Interior. La agenda de Al Shaalán en Ammán no se ha anunciado y tampoco está claro si el viaje se ha producido a instancias del primer ministro, Ayad Alaui, que hasta ahora no ha tomado parte.
Una fuente diplomática iraquí aseguró desde el anonimato que Al Shaalán busca documentos sobre el caso del Petra Bank, por el que un tribunal jordano condenó a Chalabi in absentia en 1992 por malversación y fraude. La quiebra fraudulenta de aquel banco en 1989, cuya responsabilidad Chalabi siempre ha negado, colapsó el sistema financiero jordano.
El repentino interés del responsable de Defensa por reavivar ese delicado asunto, que los propios jordanos habían dejado aparcado para no enfrentarse con EE UU, responde a las acusaciones de robo que Chalabi le lanzó el pasado miércoles desde el diario Al Mashriq. Según Chalabi, el político chií que hasta el pasado verano fue el favorito de Washington, Al Shaalán ha desviado 500 millones de dólares de su ministerio a un banco de Beirut.
Dos días después, Al Shaalán anunciaba la próxima detención y entrega a Interpol de Chalabi para su extradición a Jordania. El líder del CNI, uno de los candidatos de la llamada lista chií, le respondió ayer desde Basora, donde hacía campaña, que "sólo los jueces pueden practicar detenciones". El ministro, quien se presenta en una lista rival y que es también chií , le acusó de haber "huido a Basora en busca de la protección de la Brigada Báder" (la milicia de un partido religioso chií).
The New York Times cita a funcionarios iraquíes sin identificar que aseguran que el dinero, que cifran en 300 millones, está destinado a comprar carros y otras armas en el mercado internacional, con el fin de poner en pie una división completa para el Ejército iraquí.
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