Maragall proclama al PSC heredero de la tradición europeísta catalana
El presidente pide una alta participación en el referéndum
El PSC debería llevar el subtítulo de Partido Catalán Europeo. Eso dijo ayer el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, que hurgó en las reticencias de CiU hacia la Constitución Europea y proclamó al PSC máximo exponente del europeísmo, tras hacer un largo recorrido por la historia contemporánea de Cataluña en el que subrayó la trayectoria inequívocamente europeísta de su partido.
Maragall ejemplificó esta tradición pro europea a dos personas: Enric Adroher, más conocido como Gironella, dirigente del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), miembro de la primera cúpula del PSC y fundador en 1947, durante su exilio en México, del Movimiento Socialista para unos Estados Unidos de Europa, y Alexandre Cirici Pellicer, el crítico de arte que fue senador de 1979 a 1982 y colaboró con la Unesco en la protección de lenguas minoritarias.
Ese pedigrí europeísta le sirvió a Maragall para reclamar la centralidad política y advertir a quienes critican la Constitución Europea de que el tratado "no es de derechas ni de izquierdas, sino de los europeístas". El presidente, que ayer clausuró la escuela de invierno de los socialistas en Tarragona, defendió a capa y espada el sí al tratado europeo, aunque admitió que su redactado se dibujó bajo una mayoría de gobiernos de signo conservador y "se podrían añadir matices".
Texto revolucionario
A su juicio, la Constitución europea es tan revolucionaria como en su día lo fueron las constituciones francesa o estadounidense, que consagraron los derechos fundamentales. El tratado que se votará el próximo 20 de febrero, precisó, actualiza esos derechos y añade otros: "Las parejas homosexuales, el derecho de los niños, la no aplicación de la pena de muerte...", enumeró Maragall.
El líder socialista animó a la militancia a movilizarse para obtener en Cataluña una victoria "clara, con una alta participación", lo que a su juicio sería un buen comienzo de cara a las reformas institucionales que se avecinan.
"Europa sabe que si es tan grande -dijo también- no puede ser centralista". Esta idea la trasladó a Cataluña y abogó por que la Generalitat ceda parte de las competencias en Educación y Sanidad a los ayuntamientos. "No queremos un trato diferencial, pero sí el reconocimiento de nuestro hecho diferencial para poder ir libremente con los otros", agregó. Cataluña, concluyó, debe "conducir el barco de la España plural" hacia una Europa que garantiza la diversidad.
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