_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Las claves de Camps

Francisco Camps ha hecho algo de lo poco que ya le va saliendo con presteza: disponer movilizaciones, ahora para conmemorar el primer aniversario de la derogación del trasvase de las aguas del Ebro. Pero hay que ser prudente con ciertas manifestaciones de naturaleza melancólica, porque a un político esas manifestaciones lo pueden arrastrar a la perdición. En nuestra Comunidad abundan los políticos estupefactos, absortos, parados o en estado de levitación, según se comenta, por falta de asuntos relevantes que solventar en sus plazos, o por exceso de ocurrencias, más o menos disparatadas, de nuestros desmemoriados representantes públicos, particularmente de aquellos que se ocupan en menesteres del gobierno. Sorprende, cuando, de pronto, reaparece Francisco Camps de su retiro y se descubre deslumbrante clavario general: todo está bajo su control, porque según vocea tiene las claves de la prosperidad, la del modelo institucional y la del arco mediterráneo, y posiblemente también la de la máscara de hierro de la AVL. No se explica muy bien que con tantas claves y un 2005 propicio a su gestión, según ha revelado, muchos de nuestros sectores productivos se encuentren en una inquietante situación de crisis. Joan Ignasi Pla, secretario del PSPV, en su reunión del pacto por el empleo, en el Vinalopó, calificó a Camps de "presidente del paro", frente al deterioro implacable que están experimentando algunas de nuestras más tradicionales industrias, en las comarcas alicantinas. Por eso, a la vista de las reticencias del PP a implicarse en un compromiso de aplicación de medidas concretas a la empresa valenciana, el dirigente socialista le pidió a Camps que "bajara de las nubes y que volviera a presidir el Consell, sin temor a afrontar entre todos, los problemas". Pero Camps aún no ha abandonado esa atmósfera crispada de congresos y asambleas, que ha soportado durante meses, hasta erigirse en líder de su partido. Y desde ese liderazgo, tiene que gestionar una autonomía endeudada y en serias dificultades, que afectan a su economía y a su propia identidad, es decir, cuestiones que ha de afrontan sin achantarse más de lo prudente y con decisión. Cierto que aun quedan algunos flecos incómodos en la ciudad de Alicante, como es la presidencia local de los populares y a la que, en un principio, parecía que se presentaba en solitario Julio de España, con los avales, según el interesado, del portavoz popular en el Congreso, Eduardo Zaplana, y de José Joaquín Ripoll, presidente del PP provincial y de la Diputación de Alicante. Pero de inmediato surgió una segunda candidatura de signo campista: José Ramón García Santos, ex concejal de Urbanismo en el Ayuntamiento de Alicante, y a quien no le gustan las etiquetas, y se presenta como renovador. José Joaquín Ripoll, se decantó por las candidaturas únicas y unidas, y apoyó la opción De España. El alcalde, Luis Díaz Alperi a quien le parecieron aceptables las aspiraciones de presidente de las Cortes, aprueba la presencia de José Ramón García Santos, que se le hace indicio de "democracia interna del partido". Qué cosas tienen. Que Camps se provea del tan abultado clavero y abra todas las jaulas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_